Estación (Soneto)

Viajando en un vagón aposentado
el aura que contemplo es mortecina
y envuelto en su ventana de neblina
brumosa me mantiene rodeado.

Su atmósfera de estaño me ha llevado
al fondo del andén que se encamina
inmerso en un vapor que difumina
el cuerpo que soporto algo cansado.

Idénticas observo las paradas,
relojes y farolas olvidadas
repletos de tinieblas y ostracismo.

Los rostros que pululan son nocturnos,
fantasmas que levitan taciturnos
iguales pareciendo siempre el mismo.
​

 

Las clásicas estaciones ferroviarias están envueltas en un manto misterioso y atractivo que se incrementa con el paso del tiempo y el tránsito de destinos de vida en muchas direcciones. Saludos cordiales para ti QUINSONNAS.