Estrella de cine.

La conocí y me enamoré, a primera vista.
Ella salía en la portada de una revista del corazón.
Telefoneé a mi agente y representante, que es exigente y muy elegante.
Y me la trajo a casa. Le di un repaso...


De arriba a abajo, con mi mirada, que tiene dos rayos Láser.


Me abofeteó una mejilla; ofrecí la otra. Pues eso recomienda el señor Jesús.
Me dio un codazo en la barbilla, y se marchó, dando un portazo.
Dejó, como propina, un jarrón chino roto, en mil pedazos.
Creo que lo hizo de un rodillazo...





Juré vengarme, pero la amo, con todo mi corazón.


Entonces, fui a su apartamento.
Y la asistenta, que lava y tiende y plancha la ropa, me recibió.
Ella estaba completamente desnuda.
Me dijo: Palpa mi panza de Buddha.


Yo no lo podía creer. No daba crédito. ¡ Dos, por el precio de una !


Se me abalanzó la pantera negra.
Sí, era una fiera impetuosa.
No la vi venir. Me había tendido una emboscada. Estaba excitada y nerviosa.
La caída fue extravagante y aparatosa. Salimos rodando, como hace el círculo.


Rodando, rodando y rodando películas de cine, estamos ahora. ¡ Por fin !