Estrella Fugaz

Una gran sonrisa, delicada y dulce

como la brisa de verano,

a las primeras horas del alba en la playa.

Unos ojos de niño

reflejando un espiritu puro,

jugueton, solitario.

Una explosion de alegria a compartir, asi era el.


Grande, grande de altura, de contituciòn robusta,

pero su caminar, como el de un anciano,

sabio veterano, que intenta de aprovechar,

cada paso, oportunidad que se presenta,

porque el conoce el valor de la vida.


Cuamdo él entraba en la pieza,

daba la sensaciòn, que una esfera de silencio,

lo envolvia.

Casi desapercibida su presencia,

ya que cada uno de los presentes,

estaba sumergido en sus tareas, problemas cotidianos.


El era uno de los emisarios, de la informaciòn que,

en aquella pieza, se producia.

El era uno de los tantos, que vendìa el producto,

que cada mes se elaboraba.


El fué parte de la historia de una revista mensual,

vendida en las calles, donde, muchas veces,

la indiferencia y la incomprensiòn,

se hacen sentir.

El tenìa entre 50 y 60 años,

pero con una mentalidad de niño.

Con muchas ganas de jugar,

de compartir con su projimo momentos de su vida,

el emprendìa cada uno de sus dìa.


Tel un infante, el no sabìa como protegerse.

Asi incapaz de realisar que,

entre los que quieren nuestro bién,

se encuentran aquellos seres,

para los que poco les importa hacer el mal,

si hay ganancias de por medio.


Este noble ser, irradiante de pureza,

harmonia, amistad sincéra,

sin dejar noticias de su paradero,

desaparecio derepente.


A pesar de la busqueda por medio de anuncios,

de la colaboracion de la policia.

El destello de fraternidad, amor sincéro,

de este noble ser. Nunca màs se volvio a presenciar.


Como dicén, la vida continua. Y asi,

el olvido lo enterro.


El se llamaba Danny,

un nombre digno, de una estralla angelical.


Aunque séa tarde, querido amigo,

gracias por tu leccion de vida.