Estuvo una señora...

Estuvo una señora silenciosa
de andar sigiloso pero altiva
Vestimenta oscura, extraña diosa
de aquella noche clara era la diva

Peculiar seducción la de esta musa
inspiradora del misterio hondo
Pálida tez bajo la caperuza
y mirar gris-azul y muy profundo

Se planta ante mi y entonces dice
con voz marcadamente grave y femenina:
No bebas tanto, no fumes, no forniques
no exageres el placer de la cocina

Hacia mi dirige la palabra
inútil hacerme el distraído
y como aquel que su destino labra
subyugado caí cual poseído

Del brazo la tomé muy firmemente
y a hacer el amor nos dirigimos
fumamos todo y exageradamente
bebimos cervezas, vodkas y los vinos

Cuerpo agitado, gozo del alma,
locura y embriaguez en alboroto
Sexo, pasión y luego calma...
Ahora me conduce a lo remoto

Ineludible consecuencia del exceso
de esa mano, lentamente, echarse a andar
Incógnita develada: ¡no es por anciano
que en postrera compañía he de viajar!

 

Cuidado con los excesos mi amigo... jajaja.

 

Seducción, placer, lujuria y muerte. Es un poema de mierda que parece escrito por un cura. Besos.

 

Si hasta tiene una moraleja! o peor aún, una enseñanza! Estoy realmente fastidiado con este ensayo de poema, pero porque lo han visto varios, muchos más que los que se han detenido en cosas mías mejores. O aún poemas de otros, deliciosos, hermosos y cautivantes pero con muy pocas visitas. Gracias por el comentario Anita, pero no soy pesimista. Todo lo contrario. Te mando un beso.

Contesto agradecido y de onda, pero aviso que no será por falta de cortesía
que quede sin respuesta cualquier comentario nuevo sobre este poema. No lo contestaré para no ayudar a revivirlo. Gracias y disculpen.