Eternamente agradecido

La montaña me causa temor
me marea, me supera,
me inquieta y me excita,
es la montaña de tu amor
que inoculas sin receta
a mi ser que necesita
mucho cariño y calor.

Antes de conocerte
no sabía donde buscarte
y sola te presentaste.
Por estar débil me abusaste
y tu amor me inoculaste.

De tu cuerpo quedé prendado
y de tu alma asombrado
pues entre ambos me han dado
el título del más amado.

 

Me gusta ese sentimiento de gratitud por ser amado, y por las implicaciones personales que eso representa. Me ha sorprendido un poco el término de inocular para referirse al amor. Mi primera sensación ante ese término es algo así como que se introduce a la fuerza, pero en este caso es algo bien recibido y entiendo que te refieres más a algo que va directo a la sangre y con un efecto sanador.

Me confunde un poco también este verso:

La conclusión del poema, enlazada con el título, es de una visión totalmente positiva del amor, por lo que ante esa debilidad uno esperaría más una imagen de refugio, cobijo, amabilidad.

Hay como ideas aparentemente contradictorias; unas en las que el amor se ve como algo que te invade en contra de tu voluntad (o al menos sin su decisión), como una resistencia inicial, pero al final hay una entrega total a ese amor.