¿Evidencias de reencarnación?

Aclaración necesaria

Aunque soy hombre de Ciencias, poco dado a creencias populares gestadas en las tradiciones y por tanto parte de las culturas locales, sería anticientífico si negase de plano la importancia científica de hechos considerados paranormales, precisamente porque aceptar la Ciencia como verdad, implica ser receptivo a todo hecho que el conocimiento científico actual no sea capaz de explicar. Y es así porque la Ciencia, como concepto, no debe encerrarse en sí misma como un dogma; más bien todo lo contrario: debe estar abierta al estudio de todo dogma, sin negarle la posibilidad de constituirse en nuevo paradigma de la Ciencia, y este pensamiento queda validado por la obra de Thomas Kuhn, aun cuando el propio Kuhn -en determinado momento- se haya rectificado así mismo.

El hecho que voy a narrar proviene de la fuente de los sueños, como algunas de las narraciones que antes ya he llevado a las letras, sea a través de un poema o de un relato, pero en este caso la fuerza de las imágenes ha sido tal, y su efecto inmediato en mi persona tan impactante, que he sentido la inmediata necesidad de buscar explicación o ayuda entre los lectores que siguen estas letras.

Estoy absolutamente convencido que esta vez la vivencia onírica ha sido en extremo real, y pudieran encontrarse explicaciones si se asocia al Karma que tantos aceptan por creencia, o niegan, y que personalmente ni acepto, ni niego, porque en Ciencias los hechos simplemente se investigan; y en este sentido, lo primario es recoger la evidencia y someterla a juicio: y eso precisamente vale hacer ahora…

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Minutos antes, casi amaneciendo, me había despertado por la necesidad de evacuar que tenemos todos los que ya pasamos de los 70 años. Caminé después hasta la nevera, tomé algún líquido casi de manera inconsciente, y regrese a la cama para esperar la salida del sol, y sumido en un letargo me dormí, como se dice, con un ojo despierto…

Estoy en el amplio corredor de un lugar público, probablemente en la plata baja de un centro comercial, o mejor aún, de un hospital, pues no hay negocios en derredor, solo personas que van y vienen. Caminando a mi lado, llevo de la mano a un bello niño, de unos 3 años de edad, que es mi hijo. Pero ni yo soy este que ahora escribe –no por su juventud, sino porque físicamente es otra persona- ni el niño es mi hijo (el de esta vida, pudiéramos decir para ser en concreto), aunque en el sueño yo sé que es mi hijo.


El pequeño se suelta de mi mano y comienza a juguetear en mi entorno, mientras caminamos despacio. La imagen se tuerce un poco y estoy agachado, a su lado, mostrándole en la pared lateral que queda a mi derecha, unos pequeños insectos que caminan en fila, cual diminutas hormigas u otra especie que desconozco. Entonces el niño se separa y se tira en el piso, boca arriba, como jugando a los muertos.


Es un niño de cara fina, pelo muy negro e internamente siento orgullo de ese pequeño. Ahora ya estoy de pie, ante el niño, que ahora ladea la cara hacia la izquierda. Le reitero que se levante, y cuando ya me estoy preocupando y voy a inclinarme para levantarlo dl suelo, de la boca del pequeño comienza a salir un líquido amarillo, como de bilis, haciendo un pequeño charco alrededor de su rostro inerte…


Cargo aterrado al niño, y veo que su cabeza cuelga del cuello, y desesperado comienzo a pedir ayuda, y en medio del sueño la imagen se me borra, teniendo en mis brazos a mi hijo, muerto…

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Me despierto impactado. La imagen no se borra por varios minutos, y aunque ya consciente, estoy convencido de que he vivido una situación real, que va más allá de una pesadilla común –que por cierto, nunca tengo- y en mi mente comienzan a mezclarse explicaciones y sentimientos.


Finalmente he decidido comentar el hecho, sumando las siguientes apreciaciones porque es lo que internamente siento que debo hacer, desde mi posición de aceptar desde la ciencia, toda evidencia que debe ser considerada, antes de ser rechazada por dogma:

• Tengo el sentimiento de que la persona del sueño soy sicológicamente yo, pero en otro cuerpo, no solo más joven –es normal soñar vivencias anteriores- sino diferente; en resumen, otra persona. Esto implica aceptar en principio una evidencia de reencarnación, pero sin precisiones temporales.

• Tengo el sentimiento de que el niño es mi hijo, pero no es mi hijo actual Es un sentimiento único e incuestionable, aunque fríamente no tenga una explicación.

• Por el contexto que recuerdo, no me parece que temporalmente se trate de una imagen pasada. Habría que aceptar que sicológicamente se mezclan pasado y presente. Me inclino a pensar que es una imagen futura, pero eso complica bastante las cosas. He buscado en la literatura que encuentro a mano, sin criterio de su fiabilidad, y no aparecen referencias de reencarnaciones hacia el futuro. La pregunta que hago a los conocedores que se interesen por esta historia, es comentar al respecto: ¿Es posible “ver” una reencarnación futura?

• De lo anterior, saco una consideración que no me parece del todo descabellada, y supongo que sea algo que otros antes han razonado: Si la reencarnación es posible, hay muchas posibilidades de que exista una predisposición hacia personas dentro de la propia familia, salvando el tiempo básico que según las creencias indias, creo haber leído que median unos 49 años entre el fallecimiento y la reencarnación. Esto indica que la generación hacia delante, de mayor probabilidad, es la de los biznietos y tataranietos, aunque con esta afirmación estamos excluyendo las creencias de reencarnaciones en animales y hasta en plantas.

Finalmente, no teniendo respuestas, considero que el paso inmediato, antes de rechazar el hecho, es documentarme lo necesario, y hasta donde conozco, el camino más apropiado es estudiar la obra de Ian Stevenson.
Todo comentario bien intencionado será agradecido.

Frank (21/ nov/ 2021)
facostaruiz82@gmail.com

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Buen comentario Goodlook, ciertamente el cerbro es impredecible. Hoy se estudia seriamente su funcionamiento incluso después de la muerte, y lo que hasta hoy ha sido campo místico, mañana ya pudiera ser ciencia constituida y respaldada por hechos comprobados, y la mística perdería un espacio importante, porque entonces el "más allá" quedaría "más acá"...

Un abrazo,

Frank