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Evitar el réquiem

Tema en 'Poesía realista (sin premios)' comenzado por Arturo Ciorán, 5 de Noviembre de 2021. Respuestas: 5 | Visitas: 525

  1. Arturo Ciorán

    Arturo Ciorán Poeta recién llegado

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    17 de Septiembre de 2021
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    Género:
    Hombre
    Nuevo día.
    Despertaba y ahí estaba de nuevo:
    la culpa.
    Para llegar a ese momento,
    mis antecesores
    buscaron el pan en la intemperie,
    y se los agradecía
    hundido en aquel catre.

    Obviaba el espejo.
    Me cepillaba los dientes
    con los ojos retirados,
    como si escapara de los luceros
    de una musa de canciones.
    No sabía cómo estaba mi faz,
    no sabía cuál era el largo
    de mi pelo
    o el estado de mi tez.
    No sabía si era ostensible
    el itinerario de la adolescencia
    a la adultez.

    Al rato retornaba a mi aposento,
    un lugar umbrío.
    La oscuridad me cobijaba.
    Deseaba el detenimiento
    del tiempo,
    allí,
    en ese instante,
    pero aún oía el tictac del reloj
    y se me angustiaba el pecho,
    y quería cerrar los párpados,
    y las manecillas,
    en lugar de arrullarme,
    me mesaban los ojos,
    como a Alex DeLarge;
    en vez de no poder apartar
    la atención de una pantalla,
    mi atención no podía huir
    de este hecho:
    soy,
    existo,
    un embrión sobreviviente
    de un aborto.

    Me senté en las sillas tándem
    de la sala de espera,
    frente a la puerta de la terapeuta.
    Entretanto, alguien se enojaba
    conmigo en la pantalla
    de mi smartphone.
    Alcé la vista a la puerta; permanecía cerrada.
    Bajé la vista al teléfono; «siempre te
    enojás cuando digo algo de otras mujeres»,
    me dijo;
    antes me había enviado la foto
    de una chica con sobrepeso disfrazada
    de algo y se le escapaba el vientre
    por encima del tiro bajo.
    «No seás cruel», le había dicho.

    Alcé la vista a la puerta; la oscuridad
    se colaba por debajo del umbral.
    Bajé la vista al teléfono; me había bloqueado.
    No sabía si la amaba o si sólo me sentía solo,
    una excusa para no halar el gatillo,
    aunque no hay armas en casa;
    Dios, qué ganas tenía de un arma;
    tal vez todo sería raudo, sin dolor.

    Alcé la vista a la puerta; seguía cerrada.
    Bajé la vista al teléfono; había pasado media hora.
    Me erguí; llamé con los nudillos; nadie atendía.
    Volví sobre mis pasos, hacia la recepción.
    Le enviaron un mensaje de texto;
    «Que no, que mañana miércoles viene».
    «La semana anterior me hizo lo mismo», dije.
    Me ofrecieron otro terapeuta.
    «Es de adolescentes».
    «Pero yo tengo más de veinte»,
    y les pedí el dinero de regreso
    y me lo dieron.

    Somos el país con más psicólogos
    por habitante,
    y sólo me topo
    con excusas,
    cambios de horario
    y el eterno tono de espera
    detrás del auricular,
    una retahíla de pitidos infinitos.
    Ellos me picotean la sien,
    me martirizan,
    me recuerdan mi soledad involuntaria,
    a mí,
    un animal social.

    Guardé los billetes en mi bolsillo
    y caminé hasta la parada del colectivo
    para esperarlo.
    Y esperé,
    y esperé.
    Nada más me quedaba hacer eso:
    esperar.
     
    #1
    A Javier Alánzuri, Medusa, MarcosR y 2 otros les gusta esto.
  2. danie

    danie solo un pensamiento...

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    para mí es un buen poema; compañero... sin mayores detalles que mucho no importan.
    Me gustó leerlo, eso sí...
    un abrazo.
     
    #2
  3. MarcosR

    MarcosR Miembro del Jurado Miembro del Equipo Miembro del JURADO DE LA MUSA

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    Hola Arturo.
    Otra gran obra compañero.
    Captó mi atención hasta el final.
    Siempre estamos esperando, pero mientras esperamos, escribimos, y eso es buena terapia.
    Gran abrazo y como siempre es un gusto disfrutar de sus entregas.
     
    #3
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  4. Arturo Ciorán

    Arturo Ciorán Poeta recién llegado

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    Me alegro que te haya gustado, danie! Saludos
     
    #4
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  5. Arturo Ciorán

    Arturo Ciorán Poeta recién llegado

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    Gracias por la visita, Marcos! Es así como decís, muchas veces la escritura me sirvió para destensarme. Y a veces es más barato que un terapeuta, jaja. Abrazo grande.
     
    #5
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  6. MarcosR

    MarcosR Miembro del Jurado Miembro del Equipo Miembro del JURADO DE LA MUSA

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    Sin dudas Arturo.
    Y es una terapia muy efectiva, ayuda sacar todo afuera y de esa menera conocerse, uno dice muchas cosas entre líneas.
    Te puedo decir estimado amigo que a mi la poesía me ha salvado la vida.
    Abrazo compa.
     
    #6
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