Exorcismo

Están en cualquier lugar.
Se aparecen en las cumbres,
en la profundidad
de valles o lagunas,
todo sitio se presta
a sus propósitos
oscuros tenebrosos.

Donde alguien llora una pena,
donde alguno se desvela o muere
brotan como gases,
como una emanación de los avernos
y no hay cruces, agua bendita
No hay conjuro
que les espante y los aleje.

Se adaptan atodo clima
a todos los ambientes.
Moran en castillos Transilvanos
en humildes bohíos del Caribe
en la gravedad elegante de la ópera
y en lúgubres taperas de la Pampa.

El texto manda exterminarlos.
Me preparé un equipo
completo de exorcismos
con los antídotos adecuados
a todo espíritu inmundo,
a todo espectro del universo
y estacas de pino, balas de plata,
soguitas para matar vampiros.
Y me fuí a buscarlos por el mundo.
Por el Oriente fabuloso,
por los oscuros mares tropicales
y en los polos de la noche larga
donde las blancas distancias
nos hielan las espaldas.

Seguí con atención
antiguos textos esotéricos
me inmiscuí en los lugares
a que aluden los misterios más profundos.
Pero no los encontré en ninguna parte.
Ni siquiera en los bosques más tupidos,
ni entre los espejismos del desierto,
ni en catacumbas sórdidas,
ni en casas de tias solteronas.

Hoy lo admito, fué un error
salir a perseguirlos,
buscarlos tan lejos.
Ellos estaban en mi barrio,
en mi propia casa.
Me usaban la bicicleta,
se fumaban mis cigarrillos.
Convertían mi domicilio
sus lugares umbríos
en un sitio lúgubre
execrable y tenebroso.

Como el texto manda
concretar el exorcismo.
Voy a liberar mi ser, mi cuerpo
de todos los demonios.
En especial mi mente.
Los expulsaré con fuerza
que salten bien lejos
grotescos espantajos despeinados.
Que se diluyan
en la noche interminable de los tiempos,
que dejen
mi imaginación en paz....

 

Vaya obra, con inmensas imagenes poeticas. Puedo comparar esos espectros y monstros a los giantes que miraba el Quijote, estos moran en todas partes, solo que aveces no los vemos y nos hacemos de la vista gorda. Saludos.

 

Pueden ser nuestros propios fantasmas. Gracias por tu comentario. Hasta pronto.

 

Están en cualquier lugar.
Se aparecen en las cumbres,
en la profundidad
de valles o lagunas,
todo sitio se presta
a sus propósitos
oscuros, tenebrosos.

Donde alguien llora una pena,
donde alguno se desvela o muere
brotan como gases,
como una emanación de los avernos
y no hay cruces, agua bendita.
No hay conjuro
que les espante y los aleje.

Se adaptan a todo clima,
a todos los ambientes.
Moran en castillos Transilvanos,
en humildes bohíos del Caribe,
en la gravedad elegante de la ópera
y en lúgubres taperas de la Pampa.

El texto manda exterminarlos.
Me preparé un equipo
completo de exorcismos
con los antídotos adecuados
a todo espíritu inmundo,
a todo espectro del universo
y estacas de pino, balas de plata,
soguitas para matar vampiros.
Y me fui a buscarlos por el mundo.
Por el Oriente fabuloso,
por los oscuros mares tropicales
y en los polos de la noche larga
donde las blancas distancias
nos hielan las espaldas.

Seguí con atención
antiguos textos esotéricos
me inmiscuí en los lugares
a que aluden los misterios más profundos.
Pero no los encontré en ninguna parte.
Ni siquiera en los bosques más tupidos,
ni entre los espejismos del desierto,
ni en catacumbas sórdidas,
ni en casas de tías solteronas.

Hoy lo admito, fue un error
salir a perseguirlos,
buscarlos tan lejos.
Ellos estaban en mi barrio,
en mi propia casa.
Me usaban la bicicleta,
se fumaban mis cigarrillos.
Convertían mi domicilio
sus lugares umbríos
en un sitio lúgubre
execrable y tenebroso.

Como el texto manda
concretar el exorcismo.
Voy a liberar mi ser, mi cuerpo
de todos los demonios.
En especial mi mente.
Los expulsaré con fuerza
que salten bien lejos
grotescos espantajos despeinados.
Que se diluyan
en la noche interminable de los tiempos,
que dejen
mi imaginación en paz ...



Están en cualquier lugar, dentro y fuera de nosotros mismos. Y sí, tal como lo indican de un modo genial los versos pintados, no hace fala irse hasta la Cochinchina para detectarlos. Están en nuestra propia aldea, en nuestras contradicciones, en nuestras formas deformadas.


Nada mejor que la Poesía para exorcisarlos. Porque no hay peores demonios que los del Mutismo o los de las Represión Poética.


Excelente trabajo.


Estrellas por doquier.

Un abrazo desde Almagro/Abasto.

 

Excelente poema Avelino la miseria humana siempre nos persigue, buscamos culpables y ellos están en nosotros;como diría Baudelaire es el Demonio que insufla nuestros pulmones de su aire y está a nuestro lado .No confundirlo, pues sabe de nuestro amor por la belleza;rescatemos lo bello para la verdadera gloria del hombre,amén.

 

Es cierto Ciela, la poesía es el remedio infalible. También sirve para exorcisar, yo lo he practicado en momentos muy difíciles. Por eso soy un agradecido a la poesía. Gracias por tu inteligente comentario. Un cálido saludo para vos desde Villa Adelina/San Isidro.

 

De eso se trata mi amigo. A veces los problemas están en nosotros. Y cuando nos vienen desde fuera, nada mejor que una mirada para dentro, nos deja mejor preparados para afrontarlos. Me ha hecho mucho bien tu comentario, muchas gracias y hasta pronto.