Éxtasis.

Agujas de cristal sobre vinilos de otra galaxia:
las ondas ultrasónicas hacen
que los animales bailen Speedcore hasta el amanecer.
Todo está en orden. ¡Todo está en orden!
Tras un cartel de «NO PASAR»,
los doctores curan las heridas de Burroughs
en una fantasía esquizofrénica.
¡Cuatro scratches rápidos!
¡Más rápido, más rápido!
¡Doble tempo! ¡Triple tempo!
La discoteca se llena de
cuerpos contorsionándose.
¡Más alto, más alto, más alto, más alto!
Vidrios de colores girando en el techo junto a los anillos de Saturno;
ardientes ondas cerebrales exigiendo que la fiesta se prolongue toda la noche;
destellos de sudor que me ciegan por momentos.

La música flota, pesada, en el aire.
¡Más alto, más alto, más alto, más alto!
Los reflejos de los aromas de alcohol y tabaco inundan la estancia.
¡Más rápido, más rápido, más rápido!
Empiezo a ser consciente de mí mismo.

Tomo otra pastilla.

 

Qué locura

 

La canción que pasaste suena 100% a algo podría salir perfectamente en los primeros Mortal Kombats.

 

Ese tema tendrá ya unos 30 años, la verdad nunca pude con ese tipo de música, a mí me gusta sobre todo el rock alternativo, pero sí viví un poco la época del Ática, uno de los primeros templos del techno y del house en Madrid. Era una locura, las pastillas y la coca corrían a mares. La verdad no lo echo nada de menos, me da hasta mal rollo recordarlo.

 

Yo de música suelo escuchar más metal y rap que otra cosa, la verdad.