Exultación febril bajo un paraguas de otoño

Hay una frontera entre las piedras y la arena
justo ahí
puedes hacerle sombra al sol agitado
agitado por su trabajo de levantar moribundos
que navegan en botellas
lanzados a trasluz por cristales de lágrimas

el mundo pestañea colores
acércate
mide el espanto con que se rezagan
la floresta incendiada, los malos
días con doble fondo

acércate
todo esconde una mano fantasma
un atardecer, cuya franela hace rebotar los besos

dónde quieras
te contarán la historia
que compite con el fuego
tratando de alcanzar más rápido al cielo.

Esa frontera es importante
clávate al amanecer o en el sunset más ardiente
del verano
pero clávate
con todos tus huesos
no dejes un pedazo de sombra
todo tiñe tu humanidad
y espera

siempre hay algo escondido
entre las piedras que dejaron los grandes profetas
o los grandes borrachos que se volvieron niños
cuando sintieron frio

quizás un beso
quizás todo lo bueno engordando un deseo
o una lágrima quie viaja siempre llorando por ti

siempre algo, ella, él , aquél, la meta, dios,
un verso, una palabra...
siempre algo.

 

Efectivamente, somos algo, antes que alguien. Somos cosas útiles. Utensilios; herramientas; artefactos; inventos; muñecos con aliento de vida. La verdadera vida, entonces, está en los espíritus.

 

Toda la razón Nommo, gracias por pasar.