Fantasmas en la ciudad

Caía la tarde sobre la ciudad que ya no es la misma.
Nacimos, lloramos, reimos, seguimos.
El asfalto parece un zurco.
El Sol se cuela entre las hojas y con invisible púa,
nos trae vibraciones de un tango.
Es Vargas con D’agostino.

Hay muchas cosas tras las que uno corre y son en vano.
Pero de seguro no es en vano la esperanza.
Aunque todos sabemos que con soñar no alcanza.

Nacemos, ganamos, perdemos, pasamos.
Tal vez debamos darle gracias a alguien, llamado, azar, Dios, o destino.
La ciudad no es la de antes, pero aún late.
Destapo la botella, una nube rebelde tapa el Sol.
Y de fondo entre coche y coche que pasa esa canción.
Me basta con oir la introducción.
“A quién le puede importar.”
Son Vargas y D’agostino.

(2005)


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Como veras me he paseado por tus letras, me paren frescas, sentidas, me identifico con muchas, son tantas que aún no las leido todas, pero prometo de a poco hacerlo porque me gustan y mucho, yo soy sobrina politica de un grande del tango y me gusta mucho que se le haga honores a tantos que quedaran perdidos en el recuerdo, o tal vez en el olvido, sin decirte quien es te invito a leer mi poema fumando espero, ya sabes quien no?