Fascinación (Soneto en 5ª)

Arpegios de dulce cantar semeja
de suave tersura que va ostentando.
Con leve cadencia su ardor me deja
la llama insinuante que luce andando.

Flamante presencia que luz refleja
en fuego certero me va quemando.
De plena belleza el temor aleja
y en pos de su encanto me está hechizando.

No hay duda al amparo de su evidencia,
ni pena que nunca tristeza aliente,
no hay cielo, ni espacio, solo hay presencia,

a plena hermosura en llamada ardiente.
Estela de fuego que amor sentencia
en nexo apresado en un beso urgente.

(Para Luis Estoico)

 

Las primeras estrofas nos sumergen en una atmósfera de dulzura y ardor, con versos como "arpegios de dulce cantar" y "la llama insinuante que luce andando", que evocan una mezcla de música, suavidad y deseo. La presencia de esta figura parece irradiar una luz tan intensa que "el temor aleja" y "en pos de su encanto me está hechizando", lo que refuerza la idea de que la belleza y la fuerza de esta presencia son transformadoras.

La sensación de ser consumido por una pasión fulgurante se intensifica en las siguientes estrofas, donde el amor se describe como una "llamada ardiente" y una "estela de fuego", dos metáforas que refuerzan la idea de que el amor es a la vez una fuente de plenitud y una fuerza que arrastra a quien se ve envuelto en él. La ausencia de "cielo, ni espacio" y la afirmación de que "solo hay presencia" refuerzan la idea de que, cuando se experimenta esta fascinación, todo lo demás desaparece ante la magnitud de lo que se siente.




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