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Fecundación: Genuína competencia

Tema en 'Prosa: Amor' comenzado por Dr Jose Roberto Hernandez, 22 de Febrero de 2020. Respuestas: 0 | Visitas: 341

  1. Dr Jose Roberto Hernandez

    Dr Jose Roberto Hernandez Poeta asiduo al portal

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    Fecundación: Genuína competencia


    CIUDAD LEIDYG


    Mandy, el más presumido de los espermatozoides, llevaba un par de días dando los toques finales a sus piernas, su preparación física estaba casi al punto élite para la larga carrera y los numerosos obstáculos que le esperaban.


    Había estudiado muchísimo el camino y vigilaba los demás corredores para trampear sus técnicas y procurar que la estrategia que se había trazado no fallara.

    Vivía en una ciudad ovalada y el lugar estaba lleno de lomas. Las aceras quebradas a ambos lados de la calle daban fe de los accidentes topográficos y los movimientos telúricos que a diario experimentaba aquella villa genital.


    El poblado llevaba por nombre ‘Ciudad Leidyg”, que en idioma testí, quiere decir: “Ciudad carente de mujeres”.

    El día de la carrera se despertó con una insoportable pesadilla. Pensó que debía contársela a Ernesto, su mejor amigo y vecino; pero por alguna razón no lo hizo.


    Ernesto su amigo de toda la vida, también se había preparado como todos los habitantes de Ciudad Leidyg para el evento final de sus vidas; para lo que realmente habían nacido y llevar a cabo la principal y esencial tarea de su vida. Debían encontrar a la mujer ausente y entregarse a ella.


    Dice la leyenda que la ciudad fue fundada por una mujer que nadie nunca vio, no sabían porque; pero en su ADN estaba plasmado el destino que finalmente les esperaba.

    Sólo faltaba peinarse y afeitarse un poco la tenue barba que comenzaba a crecer y tal vez su doncella estaría incomoda con el primer beso.


    Fecundación: Genuina competencia /2

    EL EVENTO

    Cuando se abrió la puerta, pudo ver a muchos contendientes salir delante con el mismo ímpetu que él; pero estaba convencido que nadie le pondría a la carrera la fuerza y la ternura que sentía.

    Mientras corría, una ola de pasión lo envolvió y perdió totalmente el control, sintiendo a muchos caer a su alrededor. Entro en un letargo que duró fracciones de segundos y de un salto se incorporó. De la misma manera que en la mañana se había despertado luego de su desagradable y terrible pesadilla.

    Cuando pudo recuperarse, pudo ver que la mayoría se daba por vencidos, miles inhabilitados para seguir y cientos ahogados de calor. Sin saber porqué aquella masacre no le producía ningún sentimiento, evaluó su situación mientras se daba cuenta que el cambio de temperatura no le afectaba lo que esperaba; aunque si tuvo que calzarse con unas botas altas que encontró al borde de la acera, ya los charcos del nuevo suelo, le quemaban un poco los pies.

    Miró a los lados y advirtió que solo unos pocos habían sobrevivido al enorme tsunami que los arrastró a una tierra esponjosa, donde para caminar o correr había que tener una tremenda musculatura de piernas.

    Cuando entro al túnel, sintió que casi llegaba y aunque aún no veía a su prometida se percató que solo Ernesto, su mejor amigo era el único vivo y ahora su competencia.

    Fecundación: Genuina competencia /3

    Sintieron unos pasos donde el pasillo se curvaba y un inmenso olor a lo más agradable que había experimentado se apodero de ambos.

    Se miraron uno al otro para comenzar la última pelea. Recordó entonces toda su infancia,

    todas sus meriendas compartidas con Ernesto, su casi hermano y que una vez pusiera su vida en riesgo, para aguantarlo en una antigua y falsa carrera.

    Se dejo golpear y Ernesto clavó su última estocada en su pecho irguiéndose triunfador.

    Apareció la silueta frente a ellos y al menos tuvo su último aliento para admirar semejante belleza. Se dejó morir mientras una sonrisa y una lágrima compartían su rostro en su cuerpo tirado en el piso del corredor.

    Ernesto se fundió con la mujer-óvulo más hermosa del mundo y antes de perderse en su interior, tuvo una última mirada para su amigo muerto y prometió que su resultado, su mejor fruto, llevaría su nombre.


    Dr. José Roberto Hernández (Vampi)
     
    #1

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