Fémina dueña de mi ser

Eres mi perdición , hálito de vida que carcome mí alma , tu recuerdo de desliza tras la noche austera
Hoy que no te tengo ; lloro

Desearía tener el crepúsculo de tu mirada , fija ante mis ojos ansiosos y llenos de este amor
Qué se descuelga ante el cielo estrellado .

Te adoro en mi templo , con todas mis fuerzas , eres quien hace temblar mis cimientos derrotando mi orgullo
Suave especulación de mi locura : vuelve a mi.

Estas tan lejos que mi cuerpo no soporta el peso de tu ausencia y caigo rendido ante tu recuerdo austero y sibilante.

Te amo como la tierra ardiente
A la lluvia refrescante
Sólo deseo tenerte de nuevo
Para nunca dejarte ir otra vez.

 

Un poema sincero y noble, porque dio cabida a un Gozo que voló.