Fénix del fuego Azul

Fénix del fuego Azul


No hay nadie como tú,
eres el rey del rap,
el amo de Malibú;
el flatman de Lovecraft,
que acompaña al tótem pact
por el Brooklyn de la altitud.

La ciudad…
El cielo claro besa los rascacielos.
La cámara desciende
hacia el asfalto traicionero.

Un cuerpo yace inconsciente
Asciende la vista de nuevo
Destella el Sol nublando los ojos.

Un hombre vestido de pieles
camina junto al arroyo;
y con un pájaro al hombro,
de mediodía sincero,
sin melodía ficticia,
con sólo la nota universo,
prepara la caza, su misa,
y come carnívoro el ciervo.

Con su hacha de piedra,
con su arco y su sueño,
le recita a sus flechas
con la magia del trueno,
las endechas precisas
con su sacro recelo.

​

Vuela el pájaro de hierro atronador
sucediendo la hecatombe,
cuando el hombre de los suelos,
se levanta y dice un nombre
que reclama aquella ave;
y mirándose los pies de barro,
el ave asesina revestida de los hierros,
lo despierta en una esquina
del New York de los infiernos.

Duerme el hombre de cromañón
y sueña con la presa de la vida;
no hay más sueño en su sueño de interior;
quizá algún golpe que se dio
al tallar mejor su arma china,
pues no sabe aún que el bronce
es del hierro superior,
ni que un día comerá en una cocina.

Salió la chispa con la refriega,
y ya sabe él por la tormenta
lo que es el fuego cuando alimenta…
Corre que corre dejando el medio
para que no se queme su osamenta.

Manhattan grande
Un ser entre polvos aparece
La muerte se le vino encima
Recordó a aquél de la guarida
y comprendió cuando oscurece,
que de nuevo sería humano
bienvenido a esta vida.

​

Cae de nuevo la visión desde la altura
hasta los llanos; corren todos por el son,
cuando el ave en el tejado,
sólo deja el resplandor
de un prehistórico pasado.

No hay nadie como tú,
eres el rey del rap,
el amo de Malibú;
el flatman de Lovecraft,
que acompaña al tótem pact,
el hombre de nombre su,
apodo del ser capaz
cual fénix del fuego azul.
​