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Feria de Larvas Negras

Tema en 'Poemas Melancólicos (Tristes)' comenzado por aoz, 24 de Agosto de 2008. Respuestas: 0 | Visitas: 718

  1. aoz

    aoz Poeta recién llegado

    Se incorporó:
    15 de Agosto de 2008
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    Género:
    Hombre
    Feria de Larvas Negras


    –La feria está abierta.
    Feria de larvas negras.
    ¡Venta, venta, aprovechen,
    antes que nos crezcan
    las imberbes a gusarapos dulces!
    ¡Venta o tregua!

    Me decía un vagabundo por la principal plaza
    del mercado de Río Piedras, recostado
    bajo el campanario de la iglesia sin nombre
    que no recordaba, quizás
    por falta de reconocimiento
    a mi total ignorancia pueblerina...

    Me repetía el vagabundo con una justa sonrisa
    “feria de larvas negras”,
    (ansiaba convencedor su rostro sucio, agujereado
    por los sacos que pesan vejez a la mirada;
    tres frascos casi vacíos con limo aguado y légamo;
    dos botellas “canecas” vacantes girando con la brisa,
    saltarinas en la piedra).

    Importancia poca le ofrecí con el peor impulso:
    ignorar su vivo ser
    -transitarme adelante del fantasma-,
    el dialogo que se espera,
    su palabra; el feroz duelo de la “rama social”
    cual peor que la muerte
    ésta sí sólo paga con el desprecio...
    Se siente, se sintió, tenso el aire, pesada mala vibra
    que se subleva entre dos seres
    al instante tan íntimo del insulto...
    (únicamente pruebo evidente la fuerza del espíritu,
    la teoría de ella tan viva ya tan pernoctada).

    Precio frívolo que sobrelleva a la poca cortesía
    de ésta generación joven, y yo parte dé,
    cometí el grave, partí el pan
    y le ofrecí el hongo
    cual se esconde en la piel que nunca se vence...

    Seguí caminando a la par de su estruendoso más amplio,
    hecha todo viento y eco
    rasguñando el aire propio mío para mi piel orgullosa:
    –¡Feria de larvas negras!
    ¡La feria está abierta!
    ¡La galería de las moscas!

    Troté versátil las patas con el belfo alto etéreamente nublado,
    ligero, olfateando el horizonte,
    pero a la vez
    tan próximo al arrepentimiento...

    Caminé, y ahora, ínfimo con su rostro sucio,
    con los talones avergonzados de los pies,
    con la vejez taciturna que me poblaba ambrosías
    en ramilletes fútiles al destino,
    la garganta nula por el mutismo,
    con la palabra larva, cual, por fin
    la sentí cruda, exacta, como sería, como siempre fue...

    ***

    “La feria está abierta.
    Feria de larvas negras.
    Venta, venta, aprovechen,
    antes que nos crezcan
    las imberbes a gusarapos dulces...
    Venta o tregua...”

    Cómo se me antojan tanto poseerme
    con sus larvas negras los residuos que me sobran ahora...
    y toda la carne que perdí en ése día,
    en Río Piedras,
    bajo el rústico campanario de la iglesia sin nombre...

    Cuatro años más tarde (acaeció lo irónico),
    me encontré... asimismo... vagabundo...

    Vagabundo
    y con refugio, con familia,
    con hijos y su pureza inocente,
    con la nodriza y su paga,
    con faustas fiestas
    que me ruedan tan vacías
    y tan rellenas a la vez
    de otras vidas huecas, con trabajo, con rutina,
    con objetos sólidos, con el que dirán,
    con sacrificios inservibles intolerables,
    con la insolente imagen de asimismo,
    como mi palabra y con ella, óptimo,
    como la forma,
    vivo e insignificante, como un poeta...

    «Hubo tregua,
    la hubo,
    algo dulce de larva... pugna el alma hecha mosca...»


    Gino Alexander Amaya
    27 Abril 2007
     
    #1

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