Fin...

Pobre de mí en las sábanas frías.
¿Quién mandará mi pulso?
Ahora la noche y más tarde el día.
¿Qué seguirá su curso?

Ahora pienso en noches llenas.
Lleno el cuerpo con mis penas.
No me escudo en mis colmenas.
Mudo escucho el reír de hienas...

Me excita,
me ampara,
marchita mi cara.

Me rindo,
me siento,
meriendo lamento.

Un big bang en mí por dentro,
un gran luto en mí por fuera.
Va a brotar en mí una fiera
mientras muto en tal encuentro.

¡Metamorfosis!
Lo que fue roca pasa a ser polvo...
El polvo vuela y se eleva, después se cuela en la cueva.
Solo una gota; solo de un sorbo...
¡Apocalipsis!

Todo el tiempo que esto dura
loco intento no llorar.
Solo sé que al acabar
morirá este alma impura.

Fin...
Fin...
Fin...
El fin de los fines sin fin...
El de los finales...
El fin del vivir y morir...
El fin de mis males...
Del sexo y sus valles...
El fin de mentir y seguir...
De reír al dormir...
De soñar ser feliz...
De tapar mi lucir...
De segar mi jazmín...
De secar mi cojín...
De la sal al hervir...
De hacer otro de mí...
Fin.
​

 

después de todos estos versos
que llegaron a su FIN,
el sol entre la lluvia siempre estará,
el arco iris, después de tus lágrimas
una sonrisa en tu rostro volverá a dibujar,
y asi, día a día, empecieas nuevamente
a caminar por los senderos de la vida,
saludos,

 

De momento echamos a volar los versos
y que el fin sea la antesala de un nuevo principio.Un gusto leerte.Saludos

 

Como dijo uno hace mucho "después de la tormenta siempre llega la calma" y sí, tienes razón... al fin llegó.
Muchas gracias por leerme flor de aire.
Un abrazo, Dani.

 

Exacto Rosario,
después del fuego siempre quedarán cenizas, pero serán la cuna de una nueva llama más fuerte, cálida y luminosa.
Gracias por leerme, un abrazo.