Final de fiestas

FINAL DE FIESTAS
​

He vuelto a coger con aquella mi mano infantil

que guardo para ciertas ocasiones,

el camioncito de madera, rojo y azul,

que nació de un zapato viejo

dentro de mi pupila apenas despierta.



Con él recorro vertiginosamente

las curvas y las nubes de ese otro universo mío

donde los árboles son de fuego y los desiertos de nieve

y detrás de cada roca aparece una imagen nueva.



Olas de hielo y abismos apenas sugeridos

(las arrugas en el rostro de la abuela dormitando)

las manos que hace años me mecían

ahora, duras y curtidas, me hablan de mi futuro.



Fiestas sin sangre y sin pasión, bambalinas azoradas,

apenas dulces de monjas, oropeles ya ajados por las rutinas

y rústicas canciones que cantan paisajes sobre papel azul.

Turbias las miradas, las manos en zonas discretas,

pasa el licor desangrándose en pequeñas copas

pastelillos de ajonjolí y mi camión tras de la puerta.



Apenas ya los saxofones de las bandas callejeras,

apenas los coros chillones de beatas

perfumadas con el rancio incienso eclesial,

anegan en revuelta confusión los dulces campos de otros días.

Suenan trompetas de gloria desde el fondo prodigioso

de las botellas de anís.



Y los gatos, siempre los gatos negros de mirada diamantina,

espíritus fugaces, negras premoniciones, animales del terror,

enseñan sus rojas fauces de ángeles condenados

y pasean entre flores resecas y basuras diseminadas.

Los gatos. Oscuras nubes de pelo oscuro, embriones de un más allá.



Llueven relojes vacíos, sin alma, fundidos en la ausencia de latidos.

Teje el tiempo sin clemencia los nuevos cuévanos

para transportar las horas que vendrán, los nuevos días.

¿cuáles y cuántos de esos cestos serán los míos,

que fruta podrida habré de transportar?



Siguen goteando, espaciadamente, las gentes,

los ecos de sus pasos cada vez más apagados,

como si el duro pavimento se tornase en blando barrizal.

Sigue avanzando la noche y la bruma enturbia,

tal que el alcohol, la mirada pura del cielo.

Paraíso tras la puerta verdinegra, anuncia un neón intermitente.



Apenas la farola comparte ya mi lasitud,

me abandona y me entrega al húmedo suelo.

Yo me arrastro hasta el reflejo del rojo neón

y un perro me olisquea como a su cachorro recién nacido.

Quiero mi pequeño camión rojo y azul.

Quiero volver a mi infancia.

​

Ilust.: F. Poulbot. ​

 

Como siempre, mi querido amigo Gitano, tus sabias y sinceras letras me producen una especial alegría.

Esta frase tuya que subrayo me ha producido una especial emoción. No es la primera vez que algún compañero de foro, de sensibilidad pareja a la mía, me hace esta observación. Y esta suerte de "bicefalia", en cierto modo, me abruma un poco. No hace tanto tiempo yo sólo escribía prosa; después, animado por voces y ecos, me pasé a la poesía. Posiblemente, a la vista de generosas opiniones como la tuya, creo que la solución estaría en la "prosa poética". Afotunadamente en este foro cabe todo, siempre que mantenga una cierta calidad. Me animaré a intentarlo. Espero tus críticas, sanas y estimulantes. Hasta entonces un fuerte abrazo, querido amigo.
miguel

 

Muchas gracias por tu visita, Marquelo, estimado compañero. Siempre es agradable conocer gentes nuevas que vienen a visitarme. Las puertas de este humilde rinconcito estarán siempre abiertas para tí, con mi agradecimiento. ¿"En construcción"? Siempre estamos construyéndonos, "work in progress", con la ventaja de que, a diferencia de las obras públicas, no solemos molestar. Un cordial saludo,
miguel

 

Hola, Gitano, querido amigo: En ese sentido he querido y creído interpretar tu comentario a mi poema, en el sentido elogioso de la buena y sincera amistad, lejos de cualquier crítica negativa. Y por eso te estoy inmensamente agradecido. Si de mi contestación a tu comentario has deducido cualquier síntoma de haber sido molestado por tus palabras debes atribuirlo exclusivamente a mi torpeza formal, nunca a una actitud de rechazo o censura a las mismas. Me siento muy honrado de tener entre mis lectores a alguien tan atento y considerado como tú y espero y deseo que siga siendo así por mucho tiempo. Un sincero abrazo "transoceánico" y mi deseo de un venturoso año 2018.
miguel

 

Lirismo puro en ese plano paralelo donde los recuerdos ofrecen
necesidad, desnudez y sobre todo una integracion con los
flujos perdidos. mirar ahora aquello es desmembras en numeraciones
el relato de un camino de pasado. excelente. saludos amables de
luzyabsenta

 

Mi querido Carlos: como siempre sabes captar la visión del poema en la exacta perspectiva desde la que el autor extrae sus palabras. Ese plano paralelo en el cual la intensidad y el color de la palabra escrita se mantienen inalterables. Muchas gracias por esta reescritura que regalas en tus comentarios. Un cordial saludo,
miguel

 

Hola Paco: Qué bello y sensible tu comentario. Nunca debiéramos perder esa conjunción con la niñez, nudo de tantos recuerdos y tantas emociones. Un cordial saludo, compañero. Feliz andadura en el 2018.
miguel

 

Salvador, amigo mío: No debieras abrumarme con esos tus comentarios tan exquisitos. Aunque participemos ambos de ese don del habla poética (tú sin duda en mucha mayor medida que yo) los comentarios elogiosos me crean una suerte de responsabilidad añadida que, como a ciertos animales indomesticables, me hacen retraerme temerosamente ante la caricia. Tú quizás lo entiendas. Espero ese poema de Pessoa para disfrutarlo y compartir contigo la emoción común de su lectura. Un abrazo, amigo mío,
miguel

 

Son tus obras las que permiten comentar, es un lujo
poder seguir haciendolo. saludos y gracias por la res-
puesta. luzyabsenta