Flor en las manos

Esclerótica sanguinolenta que mira el eterno retorno,

Del crepúsculo y la aurora,

Pómulos secos después del holocausto;

De alcohol, fiebre y risas frenéticas,

Pupilas absortas mirando el cosmos:

Y los secretos de la muerte,

Pupilas negras, más negras que el alma de los ahorcados,

Y una flor se desnuda en los eones, impávida, en la boca de los muertos,

Una comisura labial de ellos derrama un semen,

¡Es la vida! —dice la vida—: que regresa al fango,

¡Para limpiar a los malditos que regresan al cadalso!


Hay una flor marchita en cada mano de los necios que pululan el orbe,

Siempre caídas, como los maniquíes llenos de oquedades,

Hay una flor marchita que reposa en la tumba de los corazones sin alma,

Hay una flor marchita que espera los trenes que nunca llegan,

Hay una flor marchita que danza entre la lluvia de orina de perros,

Hay una flor marchita que cae en el abismo, más profundo, más profundo que el infierno de Dante.


Las estratagemas en estos laberintos de flores han encallado en el tedio,

Y los espíritus invaden con mudras en alma de los iluminados,

Ya las flores en las manos son el mayor pretexto,

Y una sonrisa sardónica que mira el espejo es lo que queda,

Y las flores en las manos ya no están,

Solo quedan dedos, huesos, músculos y arterias

Y puede que un encéfalo,

…rezando en voz baja.
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Ha sido muy grato leer esto. Me gustó. saludos.