Freno de mano.

He llegado a la cima del conocimiento.
Escalé esta montaña, para escapar del aburrimiento.
Pero ahora que me conozco a mí mismo, me sorprende...
El hecho de que Dios, en algunas asignaturas de la vida, me suspenda.


Soy imperfecto, y eso me relaja.


Con mis dolores cotidianos, dentro de una caja.
Mi vida podría ser mejor, sin lugar a dudas.
He probado con El Cristo, y con El Buddha.
Por ende, trabé amistad con el Creador. Pero la gente no cambia.


Popa, proa, babor y estribor.


Por más que intente educarme, soy incorregible.
Aparatoso como el incendio de un Zeppelin o dirigible.
Y yo imploro, y ansío y deseo.
Pero no sé qué hacer con mis dones. Nuevamente, soy el patito Feo.


La mediumnidad es un oficio para el decodificador o cerebro.


Pensamos o sentimos, y traducimos las ideas abstractas, a lenguaje hablado.
El espíritu vierte sobre el receptáculo, su concepto.
Pero yo soy un bruto y no quiero fluir. No quiero sentir.
Atrapado estoy, en punto muerto.


Con el freno de mano echado. No avanzo ni un metro... No por ello, me quiero morir.


Yo intento transcender, pero eso se hace a través de la obra.
Pasar a la historia de la Humanidad, en este planeta.
No me vale ser anónimo. ¡ Es por complejo de superioridad, o Ego !
Y todo es muy gracioso y divertido. En otros que lo hagan mejor, delego.