Fronteras

De pronto se retiraron las aguas,
y ese fue todo el aviso.

Fue la espuma una cresta,
y un estruendo la bajada.
Como el gritar de mil bocas llenas de rabia.

Cayó la ola sobre la arena
que ella misma arrancó en mil años a la roca.
Se deslizó luego hasta quedarse detenida.
Reculó,
para tomar impulso nuevamente.
A la carga otra vez,
en su eterna guerra al continente.