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Fuego y arcilla-.

Tema en 'Poemas Filosóficos, existencialistas y/o vitales' comenzado por BEN., 3 de Marzo de 2019. Respuestas: 0 | Visitas: 511

  1. BEN.

    BEN. Poeta que considera el portal su segunda casa

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    Hombre
    Toda esta angustia terrible de vivir

    frente a frente con la odisea intacta

    sumergida en baños de acetileno o cuarzo

    sumido en la letárgica vocación de encierro

    en trazos sinuosos donde yace la palabra desterrada

    la inocente palabra que cuestiona y horada

    esta desazón despilfarrada las horas vomitando

    el cáliz humeante la taza de té insinuándose

    mis labios que golpean la marea justificando viejos proverbios

    cárceles de demonios que presiden sus iras apostólicas

    y en la sien un disparo de malezas y brozas aguadas

    de rezumante azafrán disperso,

    toda esta terrible angustia de vivir diariamente

    frente a frente con la nación triturada de viejos vocablos

    de aspectos renacidos de convalecientes armas que abogan

    por la supresión del título y el ecuador,

    la vieja maquinaria suspendida sobre el cuadro o el lienzo

    los tristes atributos masculinos resueltos a producir un culto

    la comparsa devoradora de hombres en su negativa mordedura,

    y las uñas: ese afán de completar el círculo cotidiano.

    Las hierbas escarchadas, los altos frutales derramados,

    la angustia, sí, la angustia, y lo terrible de estar vivo.

    Acaso en este juego infantil, dioses contra hombres,

    humanos contra deidades, acometen los tigres

    viejos pulmones de águila transeúnte? Yo como

    los hígados, la nativa fuerza del vientre, los iracundos

    ídolos paganos, las madreselvas prometidas.

    Yo busqué la idealidad, la realeza suprema de la sangre,

    el acomodo definitivo de una ciencia entregada a su deidad.

    Y sentí de repente la dispersión de las jaulas nocturnas,

    la noche en toda su derrota, siglos de luces eléctricas, neones,

    y vi, la larga sierpe demorada por las montañas lineales, peones

    sutiles de amplias barbas derrotadas.

    Fui escanciando el lento devenir de la poesía;

    un vino de lengua fácil, de atuendo enriquecido.

    No puedo ver más de lo que veo, actualmente, me queman

    los párpados los faros de la noche más estrellada.

    Imagen 022.jpg


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