Fulgor

Me llevo atado a mis sentidos tu recuerdo,

y este me puebla el altiplano de mi espíritu,

dejando lo luminoso de tu silueta,

entre el fulgor de amarillos y magentas…


Me llevo de ti hasta los malos gestos,

y de vez en cuando tu sonrisa,

esa, que desvela hasta la última pestaña de alegría,

la que desafía, entre la sanidad y la cordura.


Me llevo tus besos saborizados a esperanza,

y el golpe de tus pechos revotándome ilusiones,

el néctar que te emana de la fuente de emociones,

robándome hasta un último suspiro…


Me llevo tu voz en derivados decibeles,

y me convierto en un clavel entre tu cabellera,

plagando de mi olor tu mágica existencia,

que en cada madrugada, que siempre de mí se apodera.

 

Mi gran maestro,

Muchas gracias por hacer acto de presencia y dejar su huella por mi humilde obra. Mis saludos y respeto para usted.