Gaia o meditación de la gota al parabrisas

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Recorrí una sección de la circunferencia
Como la gota que se impregna al parabrisas,
Y me he escurrido en los ríos de la inercia
Que entrelaza el ciclo infinito de la vida.

Por esta, mi porción, que no he decifrado,
Se extienden las cordilleras de la Madre
Sierra, los huertos incendiados por nadie,
Los valles y arrecifes, las nubes y tornados.

Le vagado ya por un tiempo considerable,
En comparación con el resto de las criaturas
Que sufren al exhalar mi mismo aire,
Les he visto agonizar y perecer, una a una.

Cada paso que doy, concentro su muerte
Y van conformando a toda mi sustancia.
(Mucho de lo que comprende mi vagancia
Tiene por evocar en hoy a los ayeres)

Por esta, mi parcela de riscos y drenaje,
Recorren las gotas, iluminan el camino
De los que no saben que van a alguna parte
Y su sangre demarca el cauce de los ríos.

Gota con gota, erosiona la reacia geología,
Cobra sentido la vida y por cada poro
Se filtran los gases, se nutre el carbono
En qué el lenguaje interpreta a la saliva.

¿Y cuántos caminos persiguió su herencia
Que con los eones, nosotros, criaturas,
Acabamos diferenciandonos de nuestra
Forma primordial, cediendo la fortuna,

La norma del más fuerte y de la cordura?
¿Cuanta impaciencia tendría acaso Dios
Si le atribuyeramos nuestra armadura
Cerebral? ¡cuanta sed de sangre y de dolor!

Gota tras gota se aplaca y descompone
Su éter en sus ingredientes principales,
Una y otra vez, avanza a alguna parte
Sin saber a qué obedece su hecatombe.

Pero crece y en ello es que yo me escurro
Cómo la gota que se lanza hacía el vacío
Y me pierdo al pensar que sí, ¡Yo existo!
En la gota que se evapora, me transcurro.

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