Gardecer.

Aquella tarde
el sol abrasador
consumía
los rastros
tímidos
de sombra

caminaba
cerca de
la calle
principal
y noté
que una mujer
joven
de vestido
y moño azul
prendido al
cabello
se encontraba
llorando
cerca
del lugar
donde
los hombres
crían rosas
para cortarlas
en
invierno

ella
se apoyó
de una banqueta
para
continuar
su prolongado
llanto.

Me acerqué
con lentitud
y mostré
una gardenia
en mis manos

confusa
miró mi hermosa flor
y después
de poco rato
se limpió
las lágrimas
de
los ojos
para contemplarla
mejor
y disfrutar
con delicadeza
del aroma
de la bella
protagonista

me dijo
que hace poco
el fuego
y la pasión
habían
consumido
su pobre
espíritu
y que
desconsolada
buscaba
a estas horas
el resguardo
del sol
para
calentar
su vientre
muerto

Yo
abrí
mi otra mano
para
desprender de mi palma
la gardenia
y colocarla
en su frente.

Sonrió.

Me alejé
cuidando
que no notara
mi partida
y vi
que de a poco
ambas
se conocieron
al parecer
mi gardenia
le habló
de los secretos
para
construir
un sentimiento
y
que
ocupaba
su perfume
para
unir
amores
que eso
le alegraba
mucho
esa joven
le contó
que
probablemente
acompañada
se encontraría
mejor
y bailaría
y gritaría
para
ponderar
su
descubrimiento
nuevo

la vida
y la plenitud

Esa noche no
dormí
recordando
a
mi
flor
de olor
profundo.

 

Hermoso, una preciosidad de poema fantástico, muy lindo.