Gárgola y querubín

Protección desde un… ¿Campanario?

No, eso no es para mí.

Yo… solo veo desde mi ventana

a gente aleatoria pasar de vez en cuando,

se vuelve a apagar el maldito cigarro

pues solo sé que pienso en mis patrañas.


Siempre fui muy malo conservando

amistades, quería solo cuidarles

desde la sombra, desde el campanario.

Y dado que parece que no muestro empatía,

soy piedra, tan lento… suelo llegar muy tarde.


Desde mi ventana veo ahogarse a la rivera

y… ¡Ploc…! Aparece el estuario…

Imponente, solo observo la selva de metal,

vigilo a mis congéneres, pero ya os digo,

yo no los cuido,

no son para mí.


Centinela de pacotilla,

solo soy un pobre diablo

huyendo de la iglesia, faltando a misa

y haciendo de desagüe con un triste halo.


Idos de mi presencia, marchad de mi vista,

quizás así más pudierais perdurar inmarcesibles.

Soy un desastre con patas y alas,

un pedante domador de urracas,

un descuidado guarda de la vida

que se la pasa maquetando día tras día.