Gilberto Montería

Mi Gilberto Montería estaba en la tierra de los designios
en campo alado venciendo el viento con su caballo marrón.
De sombrero ancho en caña flecha que la india fabricó,
para ser señalado por el mar y la montaña. La paz y la susceptibilidad.

La tarde en los ojos de Gilberto Montería
no eran pecados de sombras concebidas. En él, no había noche sin tarde
ni amor del cuerpo desenvuelto querellante
en las matas de calabaza, que impedían verle por el ramaje.

Hombre de fuerte calor para llevar el valor siempre delante,
Gilberto Montería, ganó por respeto el cuerpo de la luz;
algo que obtuvo en su pasado completo
con el surgimiento de mis ojos en su beso.

Así era Gilberto Montería por el paraje,
vidrio cacique que corta confortante
y se pierde por el monte de los versos
cada vez que me vive
y me parte.


....................Claridad Divina López Estrada.....................