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Gilberto Owen

Tema en 'Biblioteca de Poetas consagrados en verso libre' comenzado por lluvia de enero, 30 de Junio de 2015. Respuestas: 1 | Visitas: 1195

  1. lluvia de enero

    lluvia de enero Simplemente mujer

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    .
    Gilberto Owen
    (1904-1952) Poeta mexicano nacido en El Rosario-Sinaoa el 13 de mayo de 1904 . Nieto de un minero irlandés, formó parte del grupo Contemporáneos, donde estuvo muy cerca de Jorge Cuesta y de Xavier Villaurrutia. Diplomático de amplia y rigurosa cultura, vivió gran parte de su vida en el extranjero, primero en Estados Unidos, después en Ecuador, Perú y en Colombia.

    La condición de desterrado, la soledad radical y el viaje interior son los temas predominantes de su poesía. Simbad el varado (1948), su poema más ambicioso, narra ese viaje, a la vez esotérico y personal, en busca de la recuperación. Siempre solitario, sus poemas se abren a un aliento mítico cuya vastedad no alcanzan los otros poetas del grupo.

    Le siguieron otros libros de poesía como Desvelo (1925), Línea (1930), El libro de Ruth (1944) y Perseo Vencido (1948). Publicó también la recopilación de relatos La llama fría (1925) y una narración extensa titulada Novela como nube (1928), prosa cargada de poesía.

    Reintegrado al servicio exterior, fue cónsul en Filadelfia donde falleció el 9 de marzo de 1952.



    Biografía extraída de : http://www.biografiasyvidas.com/biografia/o/owen_gilberto.htm



    ****************​

    NAUFRAGIO


    Esta mañana te sorprendo con el rostro tan desnudo que temblamos;
    sin más que un aire de haber sido y sólo estar, ahora,
    un aire que te cuelga de los ojos y los dientes,
    correveidile colibrí, estático
    dentro del halo de su movimiento.
    Y no hablas. No hables,
    que no tienes ya voz de adivinanza
    y acaso te he perdido con saberte,
    y acaso estás aquí, de pronto inmóvil,
    tierra que me acogió de noche náufrago
    y que al alba descubro isla desierta y árida;
    y me voy por tu orilla, pensativo, y no encuentro
    el litoral ni el nombre que te deseaba en la tormenta.

    Esta mañana me consume en su rescoldo la conciencia de mis llagas;
    sin ella no creería en la escalera inaccesible de la noche
    ni en su hermoso guardián insobornable:

    aquí me hirió su mano, aquí su sueño,
    en Emel su sonrisa, en luz su poesía,
    su desamor me agobia en tu mirada.
    Y luché contra el mar toda la noche,
    desde Homero hasta Joseph Conrad,
    para llegar a tu rostro desierto
    y en su arena leer que nada espere,
    que no espere misterio, que no espere.

    Con la mañana derogaron las estrellas sus señales y sus leyes
    y es inútil que el cartógrafo dibuje ríos secos en la palma de la mano.​


    ****************​

    BOOZ VE DORMIR A RUTH


    La isla está rodeada por un mar tembloroso
    que algunos llaman piel. Pero es espuma.
    Es un mar que prolonga su blancura en el cielo
    como el halo de las tehuanas y los santos.
    Es un mar que está siempre
    en trance de primera comunión.

    Quién habitara tu veraz incendio
    rodeado de azucenas por doquiera,
    quién entrara a tus dos puertos cerrados
    azules y redondos como ojos azules
    que aprisionaron todo el sol del día,
    para irse a soñar a tu serena plaza pueblerina
    —que algunos llaman frente—
    debajo de tus árboles de cabellos textiles
    que se te enrollan en ovillos
    para que tengas que peinártelos con husos.
    He leído en tu oreja que la recta no existe
    aunque diga que sí tu nariz euclidiana;
    hay una voz muy roja que se quedó encendida
    en el silencio de tus labios. Cállala
    para poder oír lo que me cuente
    el aire que regresa de tu pecho;
    para saber por qué no tienes en el cuello
    mi manzana de Adán, si te la he dado;
    para saber por qué tu seno izquierdo
    se levanta más alto que el otro cuando aspiras;
    para saber por qué tu vientre liso
    tiembla cuando lo tocan mis pupilas.
    Has bajado una mano hasta tu centro.

    Saben aún tus pies, cuando los beso,
    al vino que pisaste en los lagares;
    qué frágil filigrana es la invisible
    cadena con que ata el pudor tus tobillos;
    yo conocí un río más largo que tus piernas
    —algunos lo llamaban Vía Láctea—
    pero no discurría tan moroso
    ni por cauce tan firme y bien trazado;
    una noche la luna llenaba todo el lago;
    Zirahuén era así dulce como su nombre:
    era la anunciación de tus caderas.
    Si tus manos son manos, ¿cómo son las anémonas?
    Cinco uñas se apagan en tu centro.

    No haber estado el día de tu creación, no haber estado
    antes de que Su mano te envolviera en sudarios de inocencia
    —y no saber qué eres ni qué estarás soñando.
    Hoy te destrozaría por saberlo.


    ***************​
     
    #1
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  2. danie

    danie solo un pensamiento...

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    Gracias por estos aportes que siempre nos culturizan enormemente.

    Un abrazo grande.
     
    #2
    A lluvia de enero le gusta esto.

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