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Gloria!!

Tema en 'Fantásticos, C. Ficción, terror, aventura, intriga' comenzado por elizabethmol, 1 de Mayo de 2017. Respuestas: 0 | Visitas: 703

  1. elizabethmol

    elizabethmol Poeta recién llegado

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    9 de Agosto de 2016
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    Mujer
    Las pisadas se repetían intermitentemente, cual lámpara jugando con el tiempo burlándose de la vista, el sonido de sus pensamientos se mezclaba con el pulular de los autos y transeúntes, pero en su cabeza no eran más que susurros… “todo está bien”, pensaba, y acelera el paso mirando de soslayo para ver si alguien le seguía. Se detuvo repentinamente en un lugar apartado frente a una puerta ploma desgastada por el tiempo; dio tres golpes seguidos en la puerta, luego un espacio de tiempo y dos más. Miraba a todos lados como un animal que se acerca a beber agua en medio de la sabana, pasaron cinco minutos y una pequeña abertura se abrió. “Lo tienes?” preguntó una voz ronca al otro lado.

    - No lo he traído conmigo – dijo asustada la mujer – necesito más tiempo, tú sabes bien que es difícil conseguirlo; he intentado convencerlo, pero no responde a mis palabras.

    - !Tienes media hora máximo! – se escuchó al otro lado y la rendija se cerró de golpe.

    Fue como un baldazo de agua fría, el sudor le escurría por la frente a borbotones; el cansancio le cayó de golpe. Había corrido casi un kilómetro sin parar… ¿qué haría? No le quedaba tiempo, ¿cómo lograría llevar al médico si este no la escuchaba? No tenía otra opción, tendría que usarla. Al instante echó a correr, no le importaba los altos, ni los semáforos ni las personas, los apartaba de su camino con fuerza para tener el camino libre. Pasaron 15 minuto más y se paró atrás de un árbol frente al consultorio del doctor. Entonces la saco, brillaba a la luz del sol como una serpiente vivida para atacar. Miro a todos lados y con la pistola en mano cruzó la calle abrió la puerta de un golpe y apuntando a la cabeza del doctor dijo:

    - Más le vale que se venga conmigo si no quiere que busque otro doctor mientras usted adorna el suelo de rojo – sus manos le temblaban y trataba de mantenerse firme para lograr su objetivo, después de todo, tiempo era lo que menos tenía.

    El doctor alzó la mirada lentamente y su rostro se puso lívido de inmediato; no habían pasado media hora y esa mujer volvía con pistola en mano a pedirle que cure a su hermano de una herida de bala. Cómo iba a pensar que la mujer que hace un rato se había puesto a llorar de rodillas iba a regresar con pistola en mano a llevarle a un lugar sin los implementos necesarios para operar. No había servido de nada llamar a la cruz roja e incluso ofrecerle un taxi para llevar a su hermano. La mujer había estado llorando un tiempo hasta que se convenció de que nada haría al doctor cambiar de opinión, así que se echó a correr sin siquiera esperar al taxi.

    En la mente de Gloria se repetía nuevamente la frase, “de él ha sido la culpa”. La última vez que había tenido que usar el arma era cuando ella y su hermano no pasaban de los 16 años. Tras la muerte de su padre vivían solos sin que nadie se preocupe de su existencia, lo único que les había dejado era una casa en ruinas y una pistola con la que solía trabajar de guardia de seguridad. Habían escapado de casa cuando los querían meter en un orfanato y después de un mes huyendo encontraron una casa abandonada de la que hicieron su hogar. Una noche Gloria había salido como de costumbre por diversión llevando el arma consigo, esa era la regla, “nadie salía de casa sin el arma”. En ese entonces un tipo la había atrapado en un callejón para violarla, entonces saco el arma y aplastó el gatillo.

    - Levante el teléfono – le gritó Gloria al médico- hágase para atrás si no quiere que le meta un tiro- lo amenazó y tomo el teléfono del consultorio, marcó un número de un taxi y dio la dirección.

    Luego con pistola en mano hizo que el médico recogiera todos los implementos de medicina que tenía a mano y le hizo recorrer la casa en busca de todo lo que pudiese ayudar.

    - No se olvide nada, que si mi hermano muere no será el único que lo haga – le instigo Gloria – por su bien más le vale llevar todo lo necesario.

    - Señorita hágame caso no se meta en problemas, si quiere le ayudo con el taxi y lleva a su hermano al hospital para que lo atiendan, se nota que no tiene malas intenciones, ¡hágame caso! - le gritaba el médico desesperado. – ¡si quiere voy con usted, pero baje el arma! Continuaba.

    - ¡Cállese si no quiere que le meta un tiro en su cabeza y vaya saliendo que llego el taxi!, más le vale que no haga nada si no quiere que haya más muertos, camine que no estoy de broma- Gritaba Descontrola. Trato de que no se note su exaltación y se subió al taxi con el médico, que por suerte para ella le hizo caso en todo por miedo a perder su vida. Dio la dirección y el taxi arrancó de inmediato.

    El taxista no pudo pasar por alto el estado de ánimo de sus dos pasajeros, y cada cierto tiempo miraba por el retrovisor tratando de descifrar lo que en ese momento ocurría, de repente pudo ver que la chica ocultaba algo en su ropa y no pudo evitar pensar en lo que era evidente, ¡tenía un arma!, y llevaba al sujeto en contra de su voluntad. Gloria se dio cuenta de la mirada indiscreta del taxista y sacando el arma de su escondrijo se la puso en el costado derecho del taxista mientras vigilaba al doctor.

    - ¡Hijo de puta! – grito desesperada Gloria – más le hubiese valido no meterse en esto y todo quedaba en paz, ahora se viene conmigo y le hace compañía a este desgraciado, apúrese si no quiere terminar mal parado.

    El taxi llego hasta el lugar de encuentro, Gloria hizo que se baje el taxista primero seguido del doctor mientras los apuntaba con el arma. El taxista intento correr y le metió un disparo en el brazo derecho, ¡un grito rompió el silencio!

    - ¡ya tiene un nuevo cliente! - dijo al médico entre risas de locura con los ojos desorbitados en un estallo de euforia. – ¡hijo de puta te ha gustado el regalo! – continúo hostigando al sujeto con el brazo ensangrentado.

    Aunque era una herida superficial el taxista no volvió a tratar de escapar. De nuevo los golpes en la puerta con mayor insistencia, el mismo procedimiento, el hombre que pregunta y luego una puerta que se abre. Salió un hombre enjuto, dañado por el tiempo, de tez morena y con cicatrices en su cara; le decían “el caimán” por las cicatrices de su piel. Gloria hizo pasar a los hombres bajo la mirada sombría del enjuto viejo. Les siguió un largo pasillo seguido por un pequeño cuarto oscuro lleno únicamente por un par de sillas y un hombre teñido de rojo en la mesa; ¡muerto ya hace 10 minutos! Gloria corrió en busca de su hermano. El viejo caimán saco su arma y le metió un balazo a cada hombre sin apenas inmutarse, un temblor frío le recorrió el cuerpo a Gloria, no tenía la intención de que murieran hombres inocentes ese día, su cara se puso lívida en un momento… alzó la vista y pudo ver como se desplomaban esos hombres en el suelo, con la sangre que corría a raudales, el humo que salía del arma del viejo se levantaba como el alma de los hombres que yacían en el suelo. Ese día habían muerto tres hombres, dos de ellos sin culpa alguna.

    - Me caía bien el mono – dijo el viejo caimán impasible mientras miraba su obra.
     
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    Última modificación: 11 de Noviembre de 2020

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