Guitarra añeja

A Silvio, y a su guitarra,
que alguna vez toqué con mis manos.

Y qué decir, amigo camarada,
qué decir viejo compañero de las cuerdas,
del silencio de los que oyen,
de la ceguera de los que ven,
de la ignorancia de los que saben.

Y qué decir, amigo de las calles sin fronteras,
de qué sirve ver y oír
si la tierra es redonda
y todos lo saben,
y nadie lo sabe.

Ver y oír es todo, o es nada,
(solo silencio, ceguera, ignorancia)
si acaso ni siquiera somos lo que fuimos,
si apenas comprendemos
que fuimos y no somos.

Por eso,
ver y oír es mucho o poco
si mucho o poco somos capaces de hacer
con seis cuerdas
y la llama candente que brota
tras la música de una guitarra añeja.

Frank Calle (23 / dic / 1968)

 

Comparto tu sentir amigo Calle
sobre la cruda realidad de tan hermosa tierra y su libertad impedida por funestos tiranos.

Sobre Silvio un muy buen poeta y cantor de la nueva trova y la guitarra su cañón pata disparar balas de revolución así como Pablo Milanés.

Un gusto pasar por estos bellos lares.

 

Muchas gracias Mamen, me siento muy honrado al saber que este poema ha recibido ese reconocimiento. Han pasado tantos años desde que fue escrito... Fue uno de los primeros poemas que dediqué a Silvio.

Espero seguir siendo merecedor del interés de los amigos que visitan estas páginas.

Un abrazo,

Frank
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Muchas gracias LUZABSENTA, ciertamente es un poema muy agradecido, y lo agradezco a Silvio, como le agradezco haber tenido el privilegio de haber estado presente en aquellas noches en casa del pintor Pancho, donde muchas personas que ni nos conocíamos acudíamos en espera de su llegada, casi siempre acompañada de una nueva canción, siendo los presentes muchas veces los primeros en conocer canciones que luego dieron la vuelta al mundo. Y allí, también tuve el privilegio de tocar alguna vez su añeja guitarra.

Un abrazo,

Frank
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