Hablando de Grecia

Tengo que decirte una cosa.
No puedo negar que me duele esta despedida,
y que el corazón deja de latir cuando las manecillas marcan las doce.

No puedo hacer nada para que te quedes,
Ni tampoco puedo permanecer en tus recuerdos.
Supongo que no supe pintarte atardeceres.

Mereces que alguien te quiera como a su canción favorita.
Mereces que alguien te alcance con sus pies descalzos a mitad de camino. Mereces que el tiempo se olvide de ti, que no te duela el alma cuando pienses en mí.

Ahora que he decidido dejarte,
me he dado cuenta que comienzo a extrañarte.
Y que, está vez, no iré corriendo tras de ti.

— Álex Hernández. Invéntame un final ​

 

un gusto pasar por su resignación


saludos