Hacha y Espada.

Él extrae su mandoble de la empuñadura y mira
con ojos de fuego y armadura de plata bendita a la bestia frente a él.

Un ser infernal
extraído de alguna becqueriana leyenda
o de alguna historia de vieja
una criatura con armadura negra
y un hacha tan grande
como el orgullo del caballero
al morir luchando.

Ambos se miran con el fuego eterno
la comandancia entre Miguel y Lucifer
la guerra entre los dos gemelos existenciales,
se miran con el deseo de batalla
no hay diferencia
solo combate.

Y la destocada avanza...
Él pelea a todo o nada,
Dante podéis decirle,
O el Cid
O hasta Hércules
pero nunca podéis decir que no forjo leyenda.

Y al otro,
al de la armadura negra
y ojos de hierro y hielo,
de sádica hacha y algo de lujuria en su cuerpo
podéis llamarle como quieras
porque el mal carece de forma física,
carece de cuerpo autentico
carece de aquello
que usa contra ti o contra mi.

Ya ambos pelean,
Y el hacha contra el mandoble
Y los ojos se miran
y de repente
Alguien muere.

Reposa en el piso,
con una herida mortal,
ha caído muerto
Y el otro se va
mientras la sangre corre.​