Hade y mi horario

Son las cuatro de la madrugada aquí en la Habana,
en mi apartamento, en mi cuarto, en mis ojos descarriados.
Apago el monitor, estoy cansado,
embucho el último trago de ron,
preparo las sábanas para dormir,
muevo la cama como si fuera un objeto vivo,
me acuesto.

Son las nueve de la mañana,
la luz del sol alcanza la ventana semi-abierta,
dormí cinco horas,
sufro de impersonalidad, pienso en Hade,
en los teléfonos, en los mensajes tirado en botellas,
quiero compartir un café.

Son las doce del mediodía,
y mis manos preparan el almuerzo,
el desparpajo solitario de mi camisa me envuelve en sudor,
charlo con el vecino, escribo un poco,
confundo el timbre del teléfono,
pienso que existe una posibilidad de que Hade me llame,
que quiera saber de mí.
Es mucho pedir, ni siquiera me conoce aún.
Son las seis de la tarde en mi techo,
en mi trago de ron irremediable,
en el cuarto con olor a perfume extraviado,
en el crepúsculo que no se repetirá,
en la música de fondo que tenía cuando la conocí.

Son las cuatro de la madrugada,
mis manos preparan el agua dulce antes de dormir.
¿Donde estará?, supongo que en alguna esquina,
en algún beso mal logrado,
en algunos brazos que no saben que ella es el centro de mi existencia.

 

hola!

Sin duda en algún lugar Hade está sin saber de las esperas ni las peripecias del día que a solas pasas mientras esperas su llamada.

...

 

Conmovedor, hermoso, una preciosidad muy linda, muy bonito.

 

Un amor callado en medio de la rutina,
cuando el techo aguanta cada mirada,
en cada noche
y con la esquirla solitaria,
que ni el ron embriaga....

Una nostálgica entrega Poeta que luce en cada imagen el trazo del sentimiento.

Placer inmenso llegar a tus letras.
Un abrazo desde mi rincón...
Camelia