Hambre de versos

El invierno se estrena con hambre de versos,
en el aire danzan las siluetas de los amaneceres
que vienen con suficiente espacio disponible
para que quepan nuestros sueños entre ellos,
no hay por qué convertirse en pájaro y volar,
solo imaginar que lo hacemos,
sentarse delante de un papel a escribir
y las letras vertidas harán el resto,
no quiero ser el primero
en vengar la oscuridad de la noche con las luces del día,
pero tampoco el último,
mi franja horaria para ver el mundo será
lo que va desde mi ojo derecho hasta el izquierdo,
y pienso mantenerme despierto
mientras tenga tinta en el tintero
y hojas en blanco en mi cuaderno.
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Hay que preparar el tintero , los versos son alfombras que nos conducen a sueños eternos.
Un placer.