He vuelto a encender el candil

Perdóname Señor porque hoy he vuelto a revivir
lo que ya en mi vida me he negado a sentir,
su piel con aroma de gardenias y aquellos labios purpurinos.​

Un día te prometí apagar aquella ardiente flama del candil
que desde mi corazón alumbraba su alma en el jardín,
y resaltaba los matices de aquella inflorescencia sin fin.

Y no es que yo haya querido faltar a mi promesa Señor,
al volver a encender mi pavesa e iluminar su belleza en el jardín,
porque soñando fue que mi juramento no he sabido cumplir.

 

bello poema de amor sincero saludos