Hermandad-.

Tú, hermana virginal,

sangre de menstruación intacta

reina de los bailes de otoño

bruma accidental de los cuerpos

completud de los labios azotados

viento caliente de los pies hasta la cabeza.

Tú, hermana sangrienta,

de cuerpo entero en su equipaje,

que vacila hasta la muerte,

o hasta el crimen, el homicidio

te medita, para luego

consumirte en su pira de cenizas

voluntarias.

Hermana sangrienta, bosque

impenetrable, de mirada inhóspita,

de terrible parcialidad, hasta que

el vómito te sacude y hazme

la yugular estremecer.

Hermana de recintos abiertos,

dulcificados néctares, constatados

dioses o ídolos, de negra complexión,

hasta la risa ambivalente: duerme,

con tu dureza apoyada en los labios

conyugales.©