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Herramientas de corazon

Tema en 'Poemas Generales' comenzado por Mario Santiago Carvajal, 9 de Diciembre de 2008. Respuestas: 0 | Visitas: 400

  1. Mario Santiago Carvajal

    Mario Santiago Carvajal Poeta recién llegado

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    9 de Diciembre de 2008
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    Herramientas de corazón

    Fue cuando en el rosario de ceniza de la noche
    se pronunciaron los más oscuros nombres del llanto.
    Antes algún gigante de ajenjo bebió en agua oxigenada
    un siglo de vegetaciones marchitas,
    mientras tus deseos
    parecían pestañas convertidas en rabos.
    Fue cuando pedía alguna señal a la tensión del cielo.
    Yo buscaba un labio en el estanque de las monedas,
    allí donde tu corazón se entretenía
    con mi enumerado pulso de niño amargo.
    Fue cuando tus ojos se llenaron de sangre
    frente al guiño de gangrena del milagro,
    y cuando todo el tiempo multiplicaba en tus catedrales
    un millón de hormigas invadiendo las heridas del santo.
    Ahora hurgo en ceniza con herramientas de crucifijo,
    para buscarle canas a mi sedimento de corona.
    Fue en el decúbito de mi vómito más entristecido,
    mientras respiraba sobre estos pañuelos de estrago.
    Yo y tú fuimos desintegrados en una milla
    de torrente y derrota,
    y ahora esta ciudad parece un pómulo de maniquí
    alimentado con la sangre de los anónimos.
    Fue cuando las vegetaciones
    sufrieron quemaduras de billete,
    y el falso amor por las esquinas le puso su precio a los labios.
    Tú y yo permanecimos en este anestésico tercio de pluma,
    y nuestro orgullo de córnea
    frente a este asumido riesgo en alfileres de trago.
    Fue cuando el dolor maquillaba tus ojeras
    con su trombosis de silencio entristecido y antártico.

    No hace falta envenenar las últimas codornices,
    será suficiente si iluminamos algún corazón sin huella.
    En el cubículo más gangrena torturarán a las niñas
    con la precisión más eléctrica,
    y aquél que hiera entre las costillas
    a los gigantes más osados,
    entrará libre a la función de los familiares de Venus.
    En otro lejano tiempo la belleza se ajustaba su traje,
    pero ahora la velocidad cubre su lomo de relicarios,
    o se entretiene en porcelana con sus disfraces de langosta.
    Sólo si alguien nace en una cuna de diamante,
    tiene una cruz de ceniza en la frente
    para toda la vida.
    Las vacas fueron sacrificadas hasta su signo de aorta,
    para que la gula se pusiera un prendedor en el ansia,
    y luego todos pidieron perdón por respirar el contenido
    que no era de otros.
    Una alta señora no encontraba
    sus siete agujas de colchón,
    y luego su útero se abría como una corteza de plástico.
    Fue luego cuando desaparecieron los delgados burócratas,
    y entonces los caminos fueron invadidos por homicidas
    alcoholizados en lejía de ratón.
    Sobre algunas terrazas de cabaret,
    una multitud de pezones sorprendidos sangraron
    con oscura sangre de feto,
    y alguna tía de veneno reunió con esfuerzo de luna,
    cien fuentes envenenadas sobre el minuto pálido.
    Fue sobre los molinos más afeitados del apetito,
    mientras acusaban a los extraños con alguna pomada de fusil.
    Será imposible beber la cicuta
    cuando esta última noche asuma su recuento de estragos.
    Esta vocación alpinista encontrará su risco enamorado,
    y aquellas madres que vistan de silencio a sus niños
    serán olvidadas por los dientes del alba.
    Y aunque yo me muera sin verlo estaré en todas partes,
    acompañado por este doble rostro de palabra,
    para que las campanas me rocíen la voz.
    Enfrentado con mi muerte esconderé este envío lacrimal
    en tu más triste sueño de tres años.
    Seré una píldora
    descompuesta en tu lágrima redentora,
    y cuando la noche se desintegre en radianes de fieltro,
    dibujaré en el cielo estas herramientas de corazón.

    Mario Santiago Carvajal

     
    #1
    Última modificación: 9 de Diciembre de 2008

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