Hierro.

Hierro.

Pensaba que era de hierro,
que quería ver el cielo
sin pasar antes por el infierno.
Nunca imaginé llorar
tampoco pensaba en perderte
pero esta lenta agonía me mata
y la lluvia en mis ojos comienza a caer
inundando cada parte de mi ser.

Desde que te fuiste
los días son tan largos
como amargos,
y las noches en vela se duplican
recordando el olor de tu pelo,
tu sonrisa, y a ti,
mujer hiriente de hielo.

Presumía de ser hombre,
hombre valiente,
un hombre sin miedo
que vacilaba ante la muerte,
me reía del destino, de la suerte
y mi corazón ahora,
es una piedra inerte
que tú ayudaste a morir.

Desde que te fuiste,
cuento todas las noches,
pienso si habrá otro,
si volverás,
si te pude querer incluso más,
y mi única respuesta es una lágrima,
Soy un niño llorando, triste y asustado.​

 

marcas con mucha frialdad y sensibilidad, tus letras, pero aún así es hermoso, saludos