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Hija de la luna.

Tema en 'Fantásticos, C. Ficción, terror, aventura, intriga' comenzado por Rose Quartz, 14 de Mayo de 2019. Respuestas: 1 | Visitas: 656

  1. Rose Quartz

    Rose Quartz Poeta recién llegado

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    (Esto es algo que llevo guardado de hace tiempo y que realmente no he revisado mucho, dicho esto como siempre se agradecen y son bienvenidas las críticas constructivas)

    Jadeos continuos acompañados por pasos apresurados eran lo único que resonaba en la arboleda iluminada parcialmente por la luna llena y las estrellas totalmente descubiertas debido a la ausencia de nubes. La chica culpable de crear tal alboroto volteaba tras su rastro con expresión mortecina cada pocos minutos y al mismo ritmo curvaba su recorrido o comenzaba a zigzaguear. De un momento a otro tropezó con una raíz superpuesta al terreno y cayó con fuerza, raspando sus manos y magullando la tela blanca de su vestido; en ese momento numerosos pasos y sonidos vagamente humanos eran los que perturbaban la paz del paraje, pero al escuchar aquello la fémina se levantó torpemente ayudada de la poca iluminación que le llegaba y aceleró aún más su andar. Algunas vueltas más y los pasos dejaron de atormentarla; parecía haber eludido a sus perseguidores, pero eso no podía aliviarla, no era así de ingenua. Sacó fuerzas de donde no tenía y no disminuyó su velocidad en ningún momento pero eso sí, ahora andaba con más cautela pues otro error podía costarle caro.


    A medida que avanzaba el brillo plateado se hacía más intenso y la vegetación leñosa escaseaba más hasta que por fin llegó a un claro amplio de pasto verde conectado a un acantilado donde los astros pavoneaban todo su esplendor. Se posicionó de rodillas de manera casi automática en el centro del terreno como si supiese lo que estaba haciendo y giró su cara pálida a la plácida rocosa del firmamento, desesperación tangible en su semblante. – He tratado de ser una persona bondadosa y caritativa, hasta ahora he seguido mi camino demarcado, incluso bajo la adversidad y los malos tratos me he desvivido por el bienestar de mi gente y he cedido a sus deseos. ¿Es que acaso no soy realmente digna de tener tu sangre? – Las lágrimas comenzaron a asomar en las comisuras de sus ojos celestes, mientras un silencio sepulcral parecía ser la única respuesta que obtuvo. - ¿Es esto para poner a prueba mi temple? He seguido todas señales que creí recibir sin titubear pero esto no lo logro descifrar, contéstame aunque sea una vez por favor…- Y en otra pausa no aguantó más y rompió en llanto, entrelazando sus dedos y elevándolos al aire como solía hacer cuando visitaba a su progenitora en aquel claro cada mes. - ¡¿Qué más tengo que sacrificar para complacerte?! Ya no aguanto más, lo siento, lo siento mucho… Ya no puedo entender la misión que me has dado… - Hundió el rostro mojado en sus palmas que eran igual de blancas y allí se quedó, mientras tanto unas delgadas nubes acercadas por la brisa que se fortalecía gradualmente oscurecían la silueta de la luna, pero poco más ocurrió.


    Bueno, por lo menos hasta que nuevamente las voces y los pasos volvieron. Su mente andaba a mil por hora y no sintió siquiera el momento en que se levantó y dio la vuelta en la dirección en la que había venido, dándole la espalda a la luz lunar ahora un poco más oculta. Tragó saliva y trató de armarse de un poco de valor, tarea complicada en su estado mental presente; ya era todo un logro en ese momento el solo controlar el miedo y la ansiedad. Unos brillos rojizos se comenzaron a notar entre las ramas, mientras las voces crecían y los pasos se escuchaban más cercanos, a su vez la muchacha cuyo cabello plateado era arremolinado por la brisa, ahora de presencia fuerte, dio un par de pasos hacia atrás de manera instintiva.


    Y así fue como un grupo relativamente numeroso de figuras salió de los árboles y encaró a la chica, quien a pesar de encontrarse susceptible no se pareció sorprender por aquello. El brillo que les mostraba el camino surgía de antorchas que algunos de los doce humanos, ya mucho más visibles por estar en terreno abierto en una noche semi-despejada, cargaban. Por supuesto, era cuestión de tiempo para que encontraran el lugar en el que estaba a pesar de que ella lo conociese bien y aquella gente no tanto, y sabía que había sido ingenuo de su parte acorralarse de esa manera pero en el fondo de su ser sentía que su madre le mandaría algo, aunque sea una ínfima, ambigua y brumosa pista para resolver aquel conflicto, pero tal cosa no ocurrió esa noche. Parecía que la luna llena se desentendía con crueldad de aquella problemática, comenzando a hacer pensar a la muchacha que incluso la proclamada “diosa más bondadosa” sucumbía ante los viles defectos poseídos por las otras deidades; el grupo no tardó nada en rodearla, cerrando todas sus vías de escape.


    Si venías a este santuario de segunda mano nos hubieses ahorrado el esfuerzo.- El hombre delgado de estatura baja fue el que hizo la declaración burlona, pero una mirada casi homicida de la mujer de coletas y lanza a su lado fue suficiente para que no dijera palabra adicional. La semi-diosa no emitió sonido alguno y se plantó allí como una estatua. Un hombre corpulento de facciones severas que se encontraba en el centro de la formación dio un paso adelante, a lo que la perseguida retrocedió un poco. – Ya ésta pataleta infantil llegó a su fin. Si vuelves ahora a la villa la amonestación será mínima y si intentas resistirte no titubearemos en usar la fuerza, sabes que es así. – Ella sabía que aquel hombre era capaz de muchas cosas en tanto cumpliese sus objetivos, por lo que estaba casi completamente segura que no mentía. – Por favor, tiene que haber otra manera. Puedo trabajar mucho más que antes. No necesito tanto descanso ni ali-. - - Suficiente. – Cortó con crudeza la negociación que había sido utilizada como último recurso. – Sabes que eso no es una opción. Si queremos sobrevivir necesitamos a más personas que posean magia curativa tan potente como la tuya, y la única manera de que pase es que tengan sangre de la diosa lunar recorriendo sus venas. – Aquello fue suficiente para que rompiera en llanto otra vez, pero esta vez debido a la frustración. - ¡No, no lo haré! No quiero hacer esto…No merezco esto por favor, después de todo lo que he pasado...- Era la última baza que le quedaba, usar su sufrimiento actual para apelar a la bondad de los presentes. – YA, SILENCIO. – Un hombre visiblemente mayor que empuñaba un mazo dio unos pasos adelantes. – Si solo hubieses callado la boca como todas las otras veces que se te decían las cosas no tuviésemos que hacer esto. – Todos entornaron la vista al hombre, quien parecía expresar los pensamientos más crudos que pasaban por la mente de todos pero que les daba pudor mostrar a la luz. – A pesar del fenómeno que eres no teníamos más opción que mantenernos al margen, eras muy útil. Igual así eras fácil de manipular, tus ideales sencillos de controlar. Una oveja temblorosa que sucumbía al chantaje mínimo… - Unas nauseas recorrieron el cuerpo del “fenómeno”, a quien esas palabras llegaron cual dagas lanzadas con frialdad. Más insultos vendrían de la boca del anciano, pero el líder volvió a adelantarse. – No volveré a repetirlo. Solo necesitamos que vuelvas y sigas cumpliendo tu deber, ¿no decías acaso que esto era lo que te hacía sentir más conectada con Selene? Este es el momento de volver a tomar las riendas de tu destino predilecto y ser una digna hija de nuestra adorada luna. – La persuasión aquella estaba comenzando a afectarla, pues todo lo que decía era cierto. Pero no, ya no estaba dispuesta a convertirse en un objeto al servicio de los demás, ya estaba agotada, destruida. Quería hacerlo, cumplir con su papel, causarle orgullo a su madre, pero ya se había terminado su energía. – Déjalo ya. Esto es una pérdida de tiempo, no se puede razonar ya con ella. – La mujer musculosa, alta y con antorcha en mano que estaba al lado del líder hizo saber lo que pensaba y todo el mundo no tuvo más opción que estar de acuerdo, por lo que comenzaron a acorralarla.


    En una suerte de último aliento la chica prácticamente voló al filo del acantilado, sin ideas. Todo el mundo paró en seco, pues por más que hubiesen usado la fuerza para poder cumplir sus planes la necesitaban viva. - ¿En serio? Todos sabemos que no harás eso, eres una rata cobarde después de todo. Dócil y obediente, nunca has tenido agallas. – El anciano estaba a punto de soltar una carcajada por lo absurdo del asunto. – Por favor, para este acto. Agotas mi paciencia. Tengo que ser franco y decir que realmente concuerdo con el consejero. Tu sentido de la auto-preservación es tan fuerte que cualquier cosa que te pusiese en riesgo la evitarías a toda costa. Es por eso que eres tan fácil de mantener atada. Esto solo es un capricho tonto.- El líder antes mínimamente cordial ahora se notaba intranquilo, pero sus palabras eran veraces, tal vez un tanto agresivas, pero así era. Nunca había cuestionado mucho las órdenes, siempre se mantenía en sintonía con lo que se esperaba de ella y la curiosidad que a veces surgía de su ser era fácilmente silenciada por su naturaleza suave. Delicada, una marioneta, una susodicha “cobarde”. Sí, después de todo era una cobarde que obedecía siempre para no sufrir las consecuencias, se esforzaba en sobremanera por mostrarse buena y sumisa, pero le estaban pidiendo mucho ya. Sí, ella sabía que era una cobarde, pero ya no le importaba eso, ya no le importaba nada.


    Elevó su rostro al cielo y se encontró con la luna y las estrellas, ahora más resplandecientes que hace un rato. – Perdóname, por todo. – Se rindió, ya no tenía nada que hacer, así que no opuso resistencia e intentó dar un paso hacia adelante, pero tropezó con su vestido y cayó de espaldas al vacío. No escuchó los pasos apresurados de todos los presentes quienes impactados por el acontecimiento corrieron para intentar tomarla, tampoco la brisa que se hacía más fuerte; todo a su alrededor se convirtió en bruma y zumbidos. Sí, al final de todo sentía que era una cobarde, pero en el momento en que decidió volver a morderse la lengua y seguir su mal llamada caridad (eso era prácticamente esclavitud) todo se salió de su curso, pero tal vez era mejor que volverse una incubadora viviente. Sentía que estaba incumpliendo su tarea, que decepcionaba a la luna aunque eso ya no importaba. Tal vez después de todo se le concedería el perdón, había sido buena. Tal vez podría incluso reunirse con su madre, pero no Selene, sino la mujer que la crió en el plano terrenal y que hace poco se había sacrificado por darle libertad, cosa al final en vano; bueno, tal vez la libertad que debía obtener era la de dejar su vida atrás, para siempre.


    Un estruendo vago al fondo de la oscuridad marcó abruptamente el final del viaje y los pensamientos de la muchacha. Un trágico accidente marcaba el fin de otra existencia. Una fuerte discusión entre los que quedaron allí se encendió no mucho tiempo después, en donde se espetaban acusaciones a diestra y siniestra, y casi un instante luego todo se volvió casi completamente oscuro. Voltearon la vista al cielo para determinar qué había ocurrido y su expresión horrorizada servía de preámbulo para lo que estaba observando: La luna llena se había tornado una luna nueva, cosa que no debía pasar hasta dentro de un mes como el ciclo normal lo dictaba. Un silencio sepulcral llenó la atmósfera mientras la mente de todos se llenaba de todo tipo de teorías a lo que según estaba pasando, una peor que la otra, pero de una cosa había seguridad: nuevamente las ciegas decisiones tomadas por los humanos habrían de crear un nuevo conflicto con los seres superiores a quienes adoraban y lo más posible es que ahora perdiesen el favor de la única diosa que aún estaba de su lado, después de todo hace poco provocaron la muerte de su hija legítima. El destino de los mortales se hacía gradualmente más sombrío.
     
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  2. Maramin

    Maramin Moderador Global Miembro del Equipo Moderador Global Corrector/a

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    Interesante tu fantástica composición redactada con fuerza mostrando que continuamente los humanos cometemos errores que llevan a nuestra perdición como especie sobre la tierra.

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    #2

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