Hijo mío

Eres el sol que puebla los caminos.
La luna que ilumina el firmamento.
La sombra que nos dan aquellos pinos,
cuando el calor impacta en el cemento.

Tu piel morena, tus cabellos finos
que vuelan desprolijos con el viento.
Con tu sonrisa y tus ojitos chinos,
te pareces al príncipe de un cuento.

Cada paso que doy, vas en mi mente.
Tu existencia me nutre, me enamora,
muchas veces me encuentra sonriente.

Mi amor por ti, lo vivo intensamente.
Mi alma hoy lo único que añora,
que logres ser feliz eternamente .

 

Está bien esta lírica amorosa. Un saludo cordial, Ana.

 

Muchas Gracias José por leerme. Cariños

 

Hola. Gracias por tu comentario, lo respeto pero no lo tomo, ya que me gusta como ha quedado mi poema. Si, déjame decirte, que me impacto lo que has dicho de tus hijas. Los hijos, no importa el género, para mi son una bendición, no un castigo. Ni en broma me atrevería a decir eso. Saludos