Historia de amor, típica en mí.

Linda y guapa como ninguna.
Muy oportuna.
Y yo, que soy un monte, una encina, un río...
Arbusto, candelabro de bronce, casa, finca de toros bravos y dehesa, olivo...


¿ Qué le digo ?


Se me echa encima, embadurnada de harina, con las manos en la masa.
Y me convierto en pan que ella hace al horno.
Vivo en su casa...
Qué vergüenza. Qué bochorno.


Me retiro a mis aposentos. Huyo, con un chicle de menta en la boca.


Ya, la mujer se vuelve loca.
Monta encima de un cisne o de una oca,
y sobrevuela la ciudad, avistando unas ruinas, con sus escombros.
En ese nido trabajamos mi socio el minero, y yo, hombro con hombro.


" ¿ Qué es de tu vida ? Podrías haberme besado, antes de irte. "


Perdona, cariño mío.
Me debo a los feligreses que se han congregado, en esta ceremonia religiosa.
Ves que no hay nadie, pero coleccionamos muchas esmeraldas y rubíes.
Anda, no te enojes, cariño mío.


" ¿ Sabes qué ? Vuelvo a mis pertenencias, porque aquí, hace frío. "