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historia de centroamérica (XIII)

Tema en 'Ensayos' comenzado por orees19, 8 de Octubre de 2016. Respuestas: 0 | Visitas: 825

  1. orees19

    orees19 Poeta que considera el portal su segunda casa

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    Por cada español habían treinta mexicanos cruzando el río samalá, la frontera de los antiguos vasallos de la triple alianza azteca y el reino de los quichés. Esto es pues, en toda regla, una invasión de un ejército mexicano muy al estilo de la ocurrida un milenio y medio antes, cuando una fuerza teotihuacana al mando de siyah kak «nace el fuego», subyugó y conquistó al reino de tikal. Este nuevo ejército mexicano que avanzaba, al mando de un tal Pedro (que no Sánchez) - capitán de Cortés que había tenido el dudoso honor de haber masacrado a cientos de personas desarmadas durante una celebración azteca- estaba haciendo de las suyas allí por donde avanzaba, en una estrategia al estilo atila o genghis: te jodo lo más que puedo, me echo a tu familia, amigos, hijos, vecinos, putillas y hasta al perro, pa’ que aprendas que es mejor rendirte a luchar conmigo. Los osama bin laden del siglo xvi. Los quichés, los orgullosos quichés, que ya habían dado cuenta de tantos enemigos desde que Balam Quitzé inaugurara su reinado recibiendo el mando de los mismos hunahpú e ixbalanqué, se decidieron a acabar con el invasor mexicano (y españolito) a las afueras del pueblo de xelajú, hoy conocido como quetzaltenango. A la cabeza de la fuerza quiché comisionada a detener al invasor se encontraba el príncipe tecún umán, curtido en la guerra contra los otrora aliados cakchiqueles. Tecún, tecún sabía lo que había pasado con gran garra jaguar, sabía lo que había pasado cuando aquel poderoso ejército mexicano llegó del oeste… y sabía lo que pasaría cuando el ejército de iturbide amenazara a centroamérica… tecún lo sabía. Así que decidió hacer lo que fuese para pararlos. A hacer lo que fuese para que esos mexicanos no pudieran ver el sol del siguiente día. A hacer lo que fuese para que esos mexicanos se regresaran a su puto México de los cojones, o terminaran en la fosa común que merecían por pretender invadir nuevamente tierra centroamericana. A hacer lo que fuese porque los centroamericanos no fueran sometidos a la servidumbre una vez más y otra vez y otra y que los ejecutivos de walmart disfrutaran de sus cafecitos mientras los obreros se pelaran las yemas de los dedos trabajando 14 horas al día de lunes a domingo. A hacer lo que fuese, incluso sacrificar su vida y la de sus hombres, ante la carga de caballería de alvarado. A hacer lo que fuese, incluso a que sus huesos se perdieran en la crueldad de un olvido banvilliano. Por supuesto, ni diez ni mil estatuas dedicadas jamás podrán contarnos el valor de tal gesta. Jamás. Aunque xelajú se llame ahora quetzaltenango, una traducción mexicana al náhuatl de su antiguo nombre verdadero.


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    Última modificación: 8 de Octubre de 2016
    A elena morado le gusta esto.

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