Historia de un beso

La catedral de mi ciudad se alza sobre una extensa explanada que da sombra una plaza por el día y luminosidad cuando empieza anochecer.
Sus piedras ya desconchadas por el paso del tiempo conservan matices grises brillantes en su fachada, pero en su entorno de estrechas calles laberinticas, el gris se mezcla con el negro cuarteado de su decadencia.
Justamente en su parte trasera hay una plazita mucho menor. Por el día sirve de estancia y lugar intercambio para comerciantes ocasionales y músicos eventuales en busca de alguna dádiva.
En su centro hay una pequeña fuente que dejó de ofrecer agua hace ya demasiado tiempo. Solo marca el centro del lugar de un entorno indefinido pues su contorno es tan asimétrico que nadíe la asume ya como plaza pues ni siquiera tiene nombre.
Todos dicen: "Nos vemos tras la Catedral". Y todos cuantos la conocen ya sabemos donde nos encontraremos.

La había conocido una par de meses antes y hablabamos a menudo pues formabamos parte una pandilla de amigos. Nos llevabamos muy bien y ya eramos casi amigos.

¡¡¡Pero como me gustaba esa mujer!!!

Había un problema, ella tenía novia, y eso en la "jungla" de los machos es pelear o morir en el intento.
Una noche estrellada y la que surgieron millones de nuevas estrellas y la noche se hizo día, ella me dijo: "Yo pensaba que ya no existían hombres como tú".

Mi corazón dió brincos de tal forma que sin mover el culo del sitio di tres vueltas al mundo saltando a la pata coja y regresé en un segundo.

Todo el entorno se paralizó, y casi por un instante también yo.
Pero entonces miré fijamente a sus ojos, y vi el Universo en ellos, pues todo dejo de existir.
No había en todo el Mundo nada más que ella. Todo desapareció a mi alrededor.
Todo confluía en unos ardientes labios que me llamaban.

¡¡¡Y ENTONCES LA BESÉ!!!

Todas las delicias probadas serían pocas para decir cuan placer me entregó ese beso.
El primero.
El beso más hermoso.

Luego se repitieron a menudo, llevo ya veinte años repitiendolo.

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Una historia con un buen final, vaya,la imagen de los brincos esta genial y fresca y le otorga gracias al escrito.

 

Y sigo dando brincos y brincos, y creo que no pararé de darlos mientras sea un ser besante. Y además me gustan los "brincos".
Para ti en exclusiva, seguro que esta no la conoces.

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Muchas gracias por tus palabras y tu visita.

 

PRECIOSO AMIGO LUIS, un placer leerte siempre.
Un gran abrazo para ti