Hola, señor vacío.

Te esperaba,

te esperaba con la ayuda de un velón moribundo y encendido,

te esperaba recostado en mi recámara, y por fin has venido.


Has venido,

Has venido aprovechando mi ingenuidad y ya lo conseguiste,

Has venido a infectar mi mente bajo la luz lunar ya flotante.


Ya flotante,

Ya flotante viendo mi intento de asfixiarte con mis propias manos,

Ya flotante observando el rojo que moja mis brazos ya no sanos.


Ya no sanos,

Ya no sanos terminan mis deseos jironados en el suelo.

Ya no sanos los puñales que dejan cicatrices en mi anhelo.


Mis anhelos,

Mis anhelos que quieren empujarte por el marco de la puerta.

Mis anhelos que mueven con crudeza esta suerte de marioneta.


Pero he decido que te puedes quedar aquí,

ya no le tengo miedo a saltar por la ventana.​