HoY, aYeR; SieMPRe . . .

Grito tu nombre,
en medio de llantos y lluvia,
Para ver si así llegas a mi lado
y me dices: tranquilo, ya estoy aquí.

Camino hacia atrás
Tratando de regresar al momento
Cuando el mundo era tuyo y mío
Y de nadie más.

Mato despiadadamente
Lo poco de esperanza que queda en mí
Con el cuchillo que has clavado en mi alma, perdida y solitaria.

Abro en mi piel
Una nueva herida que deja caer gotas de sangre.
Gotas que nacen totalmente solas
E irreparablemente perdidas.

Renuncio a la vida,
Renuncio a vivir de este modo
En un mundo que se burla de mí,
Un mundo que no me quiere aquí.

Busco desesperadamente
La navaja con la que abriste
tus heridas para con ella reabrir
Todas las mías.

Cierro los ojos
Tratando de reunirme,
tratando de sentir el consuelo que me da
mi Musa Oscura.

Beso el aire
Imaginando que tú estás ahí
Acariciando mi rostro y respondiendo
Ese último y mortífero beso.

Escribo en lo invisible
Para que entiendan lo ilegible,
Para que sientan lo insensible
Y confundan lo inconfundible.

Recuerdo que ayer olvidé
Todo lo que imaginé, ayer lo borré.
Recuerdo todo lo que hice,
Pero no puedo recordar el por qué.

Siento tus inexistentes labios
Besando tiernamente mi cuello,
Y siento tus fríos colmillos hundiéndose en mi piel,
haciéndome un no muerto.

Me escondo, cubriendo mi rostro,
Trato de perderme detrás de una
Oscura y seca mancha de sangre
En una olvidada pared.

Recuerdo tu mirada de dolor,
Angustia y un poco de agonía.
Por un breve momento
En verdad temiste por mi vida.

Y trato de salvar mi alma,
Trato de encontrar esperanza,
Busco arrancar esta daga,
Cerrar la boca que no calla
Y olvidarme del cielo.
Olvidarme de las negras nubes,
ellas tienen la última palabra.​