Hoy me declaro tuyo (incluye video-poema)

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Hoy me declaro un hombre
apantanado de ausencias,
un poeta desertor de vocablos
y cultivo de malas costumbres,
un hombre confinado a la serenidad
de la carne adormilada,
un trozo de piel despoblada
que aletea fuera del nido con supervivencia.
Me declaro un hombre con el deseo mutilado
por otra piel que no sea la tuya,
hombre de papel encendido
bajo la hoguera de tu memoria,
hombre éter con cada célula
zozobrando por entre los aromas
irrompibles con que se va impregnando
la carne sobre la carne invasora.
Delimito mi hombría
entre tus tardes de asentamiento
y mis noches en despoblado,
me acojo a la ley de tu boca
con envenenamientos y a los diamantes
de tu voz que no tienen perdón divino,
vuelco la fecundidad y replego
este aislamiento con los molinos
de tu partida que me viola
la intimidad del tiempo.
Me declaro incompetente
de no tenerte, abdico mi derecho
a la meteórica paz de lo cotidiano
y sepulto definitivamente
estas ganas de amor que no es amor
si no es tu amor.

Hoy me declaro un oso polar
fosforescente, desierto en llamas,
propiedad privada de lo que te niegas
cual si te fuera a sangrar la felicidad
por la anarquía de tu garganta,
por lo pies agotados,
o por la lanza del destino
de este amor que no te deja vivir
indultada por los pecados
invisibles con que te vence el egoísmo ajeno.
Me declaro indulgente
con la colonia de tus besos
que me arrasaron de raíz
y donde el corazón quedó plantado.
Me declaro demente, además,
me hierro los abastos
y declino por la hambruna de la piel sin gula
hasta que el alma se me quede en huesos,
evocando con el pecho desnutrido
cada bocado de tu cariño,
y del ansia sedienta con que te bebiera
vuelva tu humedad a saciar
su sequedad del espíritu
con que te espero.

Hoy me deshago del aliento
corpóreo y me respiro de tu huella
que la vida me acosa en lontananza,
le propongo silencios
a este cuerpo que te llevaste vivo
y que tiene la vida entre tus manos,
tus pequeñas manos inesperadas
como el candil devastador
de tus ojos hechiceros,
me hago sigilos y me desnudo
de todas las pieles
que ya no abrigan este corazón
definitivamente enamorado
desde el día póstumo de su confesa
impertinencia que dictó
sentencia de ti sobre este pobre
y maltrecho poeta.

Hoy me declaro un hombre
desnutrido por tu destierro,
y destierro es el amor
con que maldigo cada noche
en que este cuerpo sólo a ti se aferra
mientras tú lo niegas.

 

Precioso poema inspirador,un gusto leerte,saludos