Hoy revives, sin velas.

Seguro que ahora caminas
y tienes un cuerpo fibrado y enérgico
metro ochentaicinco por lo menos,
unos glúteos con relieve
y unos muslos fornidos
de cuerpo de hombre.

Pero no perdonas
ese gran amor
que no correspondiste.

Con tu celo, tu acoso
tu miedo y tu ira,
quedarte solo
en tu silla
tras la pantalla
de un ordenador.

Ella se fué
para no volver
para perderse en el tiempo
de la inconstancia
para ser mujer en el intento.

Para qué el secreto de tus tinieblas
no fuera heredado,
por tu voz, por tu aliento,
por tu deseo
...por tu gran amor que se volvió mezquino,

Ella se fue para no volver.

Para olvidarte en su intento
y no puede, siguiendo tu sombra, la suya.

Déjala respirar, porqué tú
estás muerto.

En otra vida,
si acaso mejor que la suya.

 

Intensos y sobrecogedores versos querido amigo... profunda la reflexión...
Un gusto leerte...te abrazo con todo mi cariño...
Nancy