Hundida la cabeza entre las manos...

HUNDIDA LA CABEZA ENTRE LAS MANOS...

Hundida la cabeza entre las manos,
no se alegra pensando en otra cosa;
dejaron sin colores a la rosa,
sembrándola sin tierra en los pantanos...


Tantos odios anidan los gusanos,
ciego el calor del sol en cada fosa;
una furia encendida que se endiosa
granará nuevamente campos canos...


Revientan los jarrones con excesos
las flores de la muerte encarnizada,
en lividez sin pausas, ... inconfesos...


Si pueden soportar desmemoriada
esa sangre quebrándose entre huesos,
tal vez, transida, sea,... de la nada...

eduardocarpio
10 de julio dde 2014

​

Una vez más se desangran los pueblos de Palestina e Israel... no tengo palabras

 

Lástima que siempre la pagan los inocentes, eso es una barbaridad. Un buen soneto Eduardo, un placer haberloleído.
Un abrazo.

 

Sí que las tienes Eduardo (las palabras, digo); estas son suficientemente elocuentes, amigo. Gracias por este hermoso poema dedicado al terrible drama palestino-israelí que parece no tener fin.

Un abrazo.

 

Estimados Ricardo y Juan
No veo más que ceniza y desolación y aunque algo pude escribir, no me alcanzan las luces sino esencias de lo que somos... Asolador. En cualquier caso, celebro que repararías en el soneto. Un abrazo. eduardocarpio

 

Leía esta mañana un artículo, Eduardo, acerca de cuán difícil es ser víctima de las víctimas. En este caso, el estado racista de Israel, amparado por todos los gobiernos de Estado Unidos de América, prosigue su devastadora obra en la tierra de Palestina. Sangre sobre sangre y sangre, tecnología sobre tecnología, impidiendo una solución justa para estos sufridos pueblos. Te agradezco que traigas este tema triste.

abrazo
J.

 

Siempre te destacas en el quehacer de la poesía , en especial la rimada. Ha sido un placer recorrer tus letras, amigo

Saludos afectuososo

 

J

Lo malo es que mire adonde mire no veo más que imperialismo negro azabache sin dignidad ni respeto; el de siempre, cucarachas larvadas mariposas, insensibilidad infinita para ser humano a tiempo completo. Lo único a lo que me agarro es a esa juventud (*) aquí en España que aun mantiene el pulso digno y ejemplarizador. La derecha y cía tratan de aniquilarla sembrando cizaña por doquier, pues, al menos, tienen que oír lo que se piensa fuera de sus garitos y, eso, los desquicia; y mientras la izquierda de toda la vida, keynes y marx, desnortada y cabreada por no haber sido ella la muñidora de esas palabras, que se clavan como rejones, arrimando el ascua a la sardina y, así, establecer una santa comunión. Sí, disfruto observando como a los pájaros cuervos y decadentes les molesta sobremanera el insolente -lo es y mucho- verbo de estas para mí, nuevas generaciones. ¡Qué menos! Un abrazo. eduardocarpio


(*) Esa juventud se aglutina bajo el nombre de Podemos. Simplemente dejo unas palabras escritas por Vicenç Navarro persona a la que tengo en gran estima, cercana y lúcida desde hace mucho tiempo. Él escribió en su página web (www.vnavarro.org) el pasado 7 de julio...

"...Estamos viendo, pues, el intento de destruir por todos los medios imaginables un movimiento (Podemos) que se considera amenazante a la estructura de poder financiero, económico, y por lo tanto político y mediático, de este país. Y el establishment responsable de tal agresividad tiene la osadía de justificar sus manipulaciones y falsedades bajo el argumento de que son ellos los defensores de los derechos humanos. El grado de incoherencia, por no decir hipocresía, del establishment español alcanza niveles auténticamente hiperbólicos." Vicenç Navarro
(míos son los subrayados al igual que escribir la palabra Podemos)

 

Mariluz
Celebro que te haya gustado, aunque aquí lo importante sería no ya la forma, sino el fondo del discurso, tremendamente doloroso para mí. Gracias por tus amables palabras. Saludos cordiales. eduardocarpio

 

Maravilloso poema nos regala amigo poeta, sigue así que vas muy bien

Saludos afectuosos

 

Mariluz
Celebro que te haya gustado. Casi se me pasa la fecha de mi respuesta al elogio que me dedicas. Saludos cordiales. eduardocarpio