Ideologías políticas

Es innegable el incontrolable y continuo devenir de pensamientos que circulan por cualquiera de nuestras mentes. En concreto, en la mía hace unos días surgieron, de manera repentina, es decir, con esa su manera habitual, dos palabras enlazadas: “Ideología política” e, inevitablemente, lo mucho que éstas conllevan consigo.

Confieso que jamás me he sentido más cercano a ésta o a aquella ideología. Quisiera considerarme apolítico. No soy ni de derechas, ni de izquierdas… ni de centro. Si acaso, quisiera saberme lo más cercano al sentido común.

Podría basar esta confesión apolítica en infinidad de realidades sucedidas a lo largo del tiempo pero, a modo de ejemplo, voy a hablar de una en concreto de muy reciente actualidad.

Hace muy pocas fechas, el gobierno español de coalición formado por el PSOE y Unidas Podemos, ha aprobado una ley que voy a denominar de “ayuda económica básica”, pues no recuerdo su título oficial, con la que el gobierno pretende apoyar y defender a los más desfavorecidos económicamente de la sociedad.

Para mí, en principio, la idea me parece estupenda y la podría llegar a apoyar, pero no puedo. La idea, ya digo, es genial pero no así su implantación y las posibles consecuencias de la misma. Y me explico:

El estado se ofrece a “regalar” una manutención a cambio de prácticamente nada: documentar la verdad de esa necesidad y demostrar que se está en búsqueda de trabajo. Dada la picaresca instalada en el ADN nacional desde hace siglos, estos requisitos, al menos yo entiendo que, son fácilmente esquivados. Por ello yo hago la siguiente propuesta:

No negar la prestación a nadie pero sí “obligar” a todos aquellos que la reciban, a realizar trabajos comunitarios tales como: limpieza y mantenimiento de bosques, montes, cauces de ríos, playas…, atención y apoyo a personas mayores y discapacitados… Para ello, en primer lugar, el estado debe facilitar los medios necesarios para ello: cursos, materiales, monitores… y en contraprestación, tras plantear objetivos realmente alcanzables, obligar a los beneficiarios de esta prestación estatal a conseguirlos. Y en base al resultado conseguido, poder acceder a la ayuda de manera proporcional a los resultados. En mi opinión, ésta sería una manera de evitar los abusos y engaños que, normalmente, no deja de pagar el resto de la sociedad.

Como plus a esta propuesta, no estaría de menos que la clase política rebajara sus emolumentos dejando, además, de cobrar pluses cuando forman parte de las comisiones varias que se crean,-ya sean de investigación o de cualquier otro tipo pues se entiende que esas ocupaciones forman parte de su trabajo como cargos públicos que son. También se debería eliminar a algunos, que no son pocos, ese derecho de renta vitalicia que se les “regala”,- que se regalan-, tras haber estado ocupando determinados cargos públicos. Si somos iguales ante la ley, como cualquier otro, tras abandonar sus cargos públicos, tiene derecho a la prestación del paro. Que la cobren y punto. Y una cosa más, eliminar tanto y tanto cargo público innecesario, tanto y tanto coche oficial… Se conseguiría mucho,-más de lo que se imaginan-, con unas pocas cosas como las que aquí me he atrevido a compartir.

Debería hablar sobre otros muchos puntos más: sanidad, educación, seguridad… pero eso será en otro momento. Muchas gracias por su atención.