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III

Tema en 'Poemas Generales' comenzado por romaguce, 7 de Noviembre de 2015. Respuestas: 0 | Visitas: 271

  1. romaguce

    romaguce Poeta recién llegado

    Se incorporó:
    13 de Junio de 2015
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    Género:
    Hombre
    El ostracismo de mis palabras,
    Hace que la diáspora de las miradas ajenas, encorven más mi vergüenza;
    Las sombras de quienes huyen de mí, se atenúan en el horizonte y me cobijan en sus espejismos de dulce escalofríos.

    Y deambulo pesaroso,
    Por los altos relieves de las espinas,
    Sobre los colores en rosa de tu nombre sin mi nombre,
    Símbolo de una gran y grotesca soledad…

    Pero no me detengo,
    Sigo la cuesta de tus hirientes ternuras,
    De tus labios insultando la vida que no te he dado,
    La vida esquizofrénica que me niego a entregarte en su totalidad,
    De los besos que oculto, cuando me miras escondida entre almohadas y el claro oscuro de una noche cómplice sin ternura.

    Ahora bebo el néctar oculto de la arena que se crispa con la resequedad de mis labios, pero no es suficiente para calmar la sed que no tengo.

    Delirante y atacado por la alegría de los niños,
    Que no callan sus ensueños,
    Le doy la espalda a la mirada morbosa de la mañana, pongo la otra mejilla para complacer a Judas y pienso que es sábado y alguien es feliz, que alguien guarda una sonrisa para alguien, pero no para mí, pues otros me prohibieron esa gracia, para que ellos puedan ser felices.

    Pero así no es el amor,
    Así no es lo indescriptible de sentir un beso en la herida abierta que palpitante, alimenta los días en los que otros te ven y admiran la perfecta crueldad de tu belleza.

    Debo acostumbrar mis lamentos a otros martirios,
    Seguir viviendo en este paraíso de figuras chinescas y días de poca cordura,
    Preguntándome en cada instante si es mejor vivir o morir con esta ensordecedora soledad que alimenta de eternidad esta eternidad.

    Cuantas veces evite pensar en tus labios,
    Evité pensar que el suave musitar de tus gozos me llevarían a encallar en las escarpadas ruinas de una felicidad tránsfuga e inmortal,
    Cuantas veces exhale mi desesperación para inhalar el éter cadencioso de tus insultos y desconsuelos.

    Aprendí a pedir perdón,
    A pedir clemencia,
    A pedir un poco de agua y beberla de tus manos,
    Aprendí a marchitarme bajo tu sombra y a respirar debajo de tu ego.

    Son las tres de la madrugada y despierto de mis pesadillas en otros sueños de mayor espanto;
    Te busco sobre el eterno y desconfiado luto del amanecer
    Y solo encuentro el sudor de tu reflejo como prueba perpetua de que estuviste extraviada en este infinito lecho de azul y sal.

    Hoy no soñaré,
    Caminaré descalzo sobre los caminos de las piedras y sentiré el perdón del verdugo,
    Compraré un helado de sabor desconocido e intentaré simular un gran gozo,
    Una gran resignación;
    Hoy inventaré el día de la felicidad,
    Mientras acaricio tus cabellos en mis pensamientos…
     
    #1

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